MONUMENTOS Y EDIFICIOS HISTÓRICOS DE ALGECIRAS

Placa conmemorativa de la Conferencia de Algeciras de 1906

  • La magnífica pieza, expuesta en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, recuerda un acontecimiento de carácter internacional que dio a conocer Algeciras al mundo

Fotografía de la placa conmemorativa de la Conferencia Internacional sobre Marruecos celebrada en Algeciras en 1906 y donada a la ciudad en 1909 por la casa alemana “Wratzker & Steiger” de Halle.

Fotografía de la placa conmemorativa de la Conferencia Internacional sobre Marruecos celebrada en Algeciras en 1906 y donada a la ciudad en 1909 por la casa alemana “Wratzker & Steiger” de Halle.

Entre el 16 de enero y el 7 de abril de 1906 se celebró en la ciudad de Algeciras la Conferencia Internacional sobre Marruecos. En ella participaron las más importantes naciones del mundo con el fin de tratar de dar solución a la crisis suscitada en torno al posible protectorado sobre el territorio ocupado por el Sultanato de Fez.

La conferencia se clausuró el 7 de abril con la firma de la llamada Acta de Algeciras por los delegados de las naciones participantes en el encuentro y rubricada el 18 de junio por el Sultán de Marruecos. Sin embargo, la forzada entente lograda en Algeciras no impidió que cinco años más tarde estallara la segunda crisis de Marruecos, el reparto del país entre España y Francia a modo de protectorado y, finalmente, el inicio de la I Guerra Mundial.

La ciudad de Algeciras recibió con alborozo la noticia de su elección como sede de la Conferencia, aunque sus autoridades municipales eran conscientes de las dificultades económicas del Consistorio para poder acometer las obras de mejora que calles y edificios públicos iban a necesitar. No cabe duda de que la Conferencia de 1906 dio a conocer al mundo aquella población mediterránea de cielos luminosos, blancas casas, con buena iluminación nocturna ―como refiere el periodista Javier Betegón― y dotada de uno de los mejores hoteles de España.

El 7 de abril de 1906, en el acto de clausura del encuentro internacional, el alcalde de la ciudad comunicó a los embajadores de las naciones participantes que para conservar el recuerdo de la Conferencia se colocaría en el Salón de Plenos una placa de mármol como se había acordado por la Corporación el día 9 de marzo, aunque dicho acuerdo nunca se cumplió.

Relieve en bronce que ocupa la parte superior izquierda de la pieza donada y que representa a un agricultor con una hoz en la mano segando un campo de cereal. Relieve en bronce que ocupa la parte superior izquierda de la pieza donada y que representa a un agricultor con una hoz en la mano segando un campo de cereal.

Relieve en bronce que ocupa la parte superior izquierda de la pieza donada y que representa a un agricultor con una hoz en la mano segando un campo de cereal.

No obstante, otra placa vino a sustituir la de mármol que no se hizo realidad. Se trata de la magnífica pieza de madera, bronce y cobre dorado y esmaltado conmemorativa del evento, que se halla expuesta en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial. Fue regalada al Ayuntamiento de Algeciras en el año 1909 por la casa alemana Wratzker & Steiger de Halle. La sociedad que realizó la placa fue fundada en el año 1885 por los joyeros y artesanos de metales preciosos Arthur Wratzke y Friederich Steiger, en la calle del Correo, número 8, de Halle, según afirma Andrés Bolufer en su documentado trabajo sobre los recuerdos que perviven de la Conferencia de Algeciras de 1906.

Descripción y análisis artístico de la placa

Se trata de una obra de excelente factura, carácter narrativo-simbólico y, al modo de las viejas inscripciones sobre mármol destinadas a conservar en la memoria destacados hechos históricos, tenía al mismo tiempo un carácter conmemorativo. En este caso conmemorar lo que se consideró en su tiempo un acontecimiento histórico de enorme trascendencia como fue la Conferencia con la que, se pensaba entonces, se pudo evitar un conflicto armado internacional.

La pieza se compone de un elemento central constituido por una placa rectangular de cobre dorado con inscripciones de esmalte en cuatro colores con unas dimensiones de 77,8 por 47,3 cm. En la parte superior se lee la siguiente inscripción en letras esmaltadas en blanco: “Reinando en España S. M. El Rey D. Alfonso XIII y siendo Presidente del Consejo de Ministros el Excmo. Sr. D. Segismundo Moret y Prendergart, se celebró en este Salón la Conferencia Internacional sobre Marruecos, la cual se inauguró el 16 de enero de 1906 y terminó el 7 de abril del mismo año”.

A continuación ser relacionan, en doble columna, los nombres de las naciones participantes y de los embajadores de las mismas que estuvieron presentes en el evento. Completando el elemento central aparece otra inscripción que dice: “Bajo la presidencia del Excmo. Señor Duque de Almodóvar del Río, Ministro de Estado de España. El Ayuntamiento de Algeciras del cual es Alcalde Presidente el Señor D. Emilio Santacana Mensayas, reconocido por el alto honor de haber sido esta Ciudad la designada para la celebración de una Conferencia de importancia universal, acordó en sesión de 9 de marzo de 1906, colocar aquí esta placa”.

Coronando la estructura de madera en la que se inserta la placa y los relieves de bronce, se ubica un friso heráldico con los escudos esmaltados de las naciones que participaron en la Conferencia. En la parte inferior, centrado y en lugar destacado, se incluye el escudo de la ciudad de Algeciras, también esmaltado, en un tamaño mayor que los del friso superior. Rematando los bastidores laterales se hallan sendos castillos de bronce constituidos por tres torres de planta cuadrada cada uno y almenadas, la central de mayor altura, unidas por tramos de murallas. Representan la tradición medieval de la ciudad y su condición de poderosa fortaleza urbana en el pasado.

Pero quizás los elementos que contienen mayor fuerza alegórica de toda la obra que se analiza, sean las cuatro placas broncíneas situadas, dos de ellas debajo de cada uno de los castillos, y las otras dos en la zona inferior flanqueando el escudo de Algeciras. Muestran relieves que representan, dos de ellos, las terribles consecuencias de las guerras, y los otros dos, los beneficiosos efectos de la paz, en torno a cuatro figuras masculinas de clara inspiración clásica. La placa superior, situada a la izquierda del espectador, representa a un agricultor desnudo agachado que maneja una hoz en actitud de segar en un campo de cereal. Detrás de él hay un árbol cargado de frutos.

La otra placa, situada a su derecha, representa a otro hombre, también agachado, probablemente un guerrero, cubierto con un breve taparrabos, que apoya su espada en un cráneo descarnado que está a sus pies. Detrás de él crece un escuálido árbol que en vez de producir frutos comestibles presenta varias serpientes enroscadas en sus ramas. Las dos figuras antropomorfas representadas en la parte superior miran hacia el centro de la placa con una clara intención de los autores de buscar la simetría de la obra artística. Los relieves inferiores tienen forma rectangular.

Relieve en bronce situado en la parte inferior izquierda de la pieza que muestra a un hombre que descansa plácidamente mientras contempla un luminoso amanecer observado por una lechuza que está flanqueada por dos cipreses. Relieve en bronce situado en la parte inferior izquierda de la pieza que muestra a un hombre que descansa plácidamente mientras contempla un luminoso amanecer observado por una lechuza que está flanqueada por dos cipreses.

Relieve en bronce situado en la parte inferior izquierda de la pieza que muestra a un hombre que descansa plácidamente mientras contempla un luminoso amanecer observado por una lechuza que está flanqueada por dos cipreses.

En su interior aparecen sendas figuras masculinas desnudas tendidas sobre el terreno. La de la izquierda muestra a un hombre en actitud sosegada que mira un resplandeciente amanecer representado por un sol que se levanta por detrás de un paisaje de suaves colinas. Cerca del sol, observando al hombre, hay una lechuza ―representación de la sabiduría en la mitología griega― flanqueada por dos cipreses. El ave descansa sobre un podio donde se han grabado las fechas de inicio y clausura de la Conferencia.

Relieve en bronce que ocupa la parte inferior derecha de la pieza que muestra a un hombre esclavizado por la guerra y atormentado que se esfuerza por librarse de las cadenas que lo mantienen preso mientras es observado por la figura siniestra y amenazadora de un murciélago, símbolo de la oscuridad y del mal. Relieve en bronce que ocupa la parte inferior derecha de la pieza que muestra a un hombre esclavizado por la guerra y atormentado que se esfuerza por librarse de las cadenas que lo mantienen preso mientras es observado por la figura siniestra y amenazadora de un murciélago, símbolo de la oscuridad y del mal.

Relieve en bronce que ocupa la parte inferior derecha de la pieza que muestra a un hombre esclavizado por la guerra y atormentado que se esfuerza por librarse de las cadenas que lo mantienen preso mientras es observado por la figura siniestra y amenazadora de un murciélago, símbolo de la oscuridad y del mal.

La alegoría de este relieve es evidente: el hombre de la izquierda vive en una sociedad donde reina la paz. La segunda figura, situada a la derecha del escudo de Algeciras, muestra a otro hombre, pero éste encadenado de manos y pies que sufre y se retuerce en un vano intento por liberarse de sus ataduras. El Hombre está atormentado y esclavizado por la guerra, representada por la oscuridad de la noche como contraposición a la claridad del día que se muestra en la otra imagen. Y separando la guerra y la paz: el escudo de Algeciras como símbolo de la Conferencia cuyo objetivo era evitar un posible conflicto armado y posibilitar la paz.

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