Nervios de acero
Los tedax de la Guardia Civil no se consideran superhéroes · Acumulan ya 65 incidencias en lo que va de año
Los técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos (Tedax) de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras no se consideran superhéroes, aunque algo de especial tienen para ponerse en frente de cargas que pueden estallar en mil pedazos. "Está muy mitificado. El perfil es de gente que tiene que ser tan normal que sean normales", subraya el jefe del Grupo de Desactivación de Explosivos (Gedex) de la Comandancia, Manuel Jesús López Martínez-Ubeda. No obstante, son conscientes de que el error no es siquiera un lujo. "Sólo se puede tener un fallo y cuando lo tienes ya se te acabó el rollo. Las lesiones son graves y se tienen o no se tienen".
El Grupo de Desactivación de Explosivos (Gedex) lleva radicado en la Comandancia algecireña desde 1983 y es el único de la provincia. Su ámbito también se extiende a Ceuta. Está compuesto por 5 tedax y 4 guías caninos. Cada guía está encargado de su perro. Ni que decir tiene que son como uña y carne. Los canes son la máquina más efectiva para detectar explosivos. Los agentes los miman, pero como animales que son tienen sus días. "Te puedes fiar de ellos hasta cierto punto", matiza Martínez-Úbeda.
Esta unidad ha cerrado el mes de octubre con cuatro incidencias. La última se produjo el pasado 28 cuando retiró un artefacto explosivo de la Guerra Civil que estaba en las cercanías del paraje conocido como la Garganta del Capitán. Fue encontrado por unos paseantes. En este periodo ha retirado una granada de mortero en Cádiz, 24 artificios pirotécnicos de una intervención de armas y actuó cuando aparecieron 4 maletas sospechosas en el puerto algecireño. Resultaron ser de particulares. En lo que va de año ya acumula 65 incidencias, es decir, cuando su presencia es requerida. Aparte se encarga de un servicio permanente de reconocimiento, enmarcado en unos objetivos de un plan de trabajo.
El jefe del grupo reconoce que siempre hay un componente de riesgo, aunque cada día es más controlado. Eso lo saben los especialistas y lo asumen. "Creo que Tráfico en la carretera tiene más riesgo que nosotros. El nuestro es calculado. Conociendo lo que hay dentro de un paquete ya lo tienes liquidado. Lo difícil es la investigación, saber qué tiene aquello, pero una vez que ya lo sabes es fácil". Es por lo que insiste que hay que poseer valentía, pero tampoco de carácter sobrehumano. "Yo he pasado más miedo buscando un cadáver que quitando una bomba; y ya he quitado unas pocas. Es gente que asume su trabajo. Por ejemplo si aparece una bomba, la miras, te concentras en tu trabajo y ves el sistema. De todas maneras si vuela no te vas a enterar".
No se requieren habilidades extraterrenales, pero sí hace falta que el equipo sea compacto. "No puede aparecer una persona que distorsione el grupo y tiene que ser una unidad compenetrada. Todos se tienen que llevar muy bien, y un problema es un problema para todos. Si hay una incidencia grave todos acuden, estén o no de vacaciones. Es fundamental el espíritu de equipo". En todas las actuaciones un agente actúa como el número uno, que es el que decide cómo interviene y con qué material. Es el que se considera el que se juega el bigote. "Aquí no se tiene en cuenta ni el empleo ni la antigüedad ni la experiencia. Todos tienen la misma capacidad y, entre todos, se tiene que resolver la incidencia, pero hay uno que es el que tiene el punto máximo de riesgo". Es su manera de funcionar. Casi siempre al filo. Y eso es lo que a la familia de los agentes le cuesta entender. Por lo general lo lleva mal y suele ser la que sufre más.
Su pan de cada día es la vigilancia constante en el puerto algecireño y en el de Tarifa por aquello del terrorismo. En su trayectoria han actuado en amenazas de bombas de la banda terrorista ETA. En el Campo de Gibraltar ninguna fue real. Sí que intervinieron en un aviso que no fue falso en Estepona. Reforzaron el punto por cuestión de cercanía. El jefe del Getex insiste en que el proceso de investigación previo es clave. "Antes de salir evaluamos la incidencia y en un 90% de los casos casi podemos estar seguros de si se trata de un artefacto real y si es de ETA o no lo es". Recuerda una actuación en una cantera de Sabinillas, donde se produjeron dos heridos por una explosión, y de este año destaca una amenaza de bomba en Crinavis y otra en un Mercadona de San Roque, la intervención de 800 bengalas sobre un contenedor y el registro de numerosas maletas. De las dos primeras indica que fueron más complejas porque hubo que deslojar del interior a las personas. Alerta del peligro de productos pirotécnicos como las bengalas o los petardos que se venden en los quioscos. Las primeras son de uso obligatorio en las embarcaciones. El problema llega cuando se caducan. No es un producto que se pueda arrojar a un contenedor porque tiene una carga de fósforo y pólvora. Las casas se hacen cargo de su marca y la Guardia Civil se ofrece a destruirlas.
Es el camino que va a seguir el último artefacto explosivo hallado en un monte próximo a Botafuegos. Será trasladado a una cantera de la zona y allí será volado de manera controlada junto a otro material pendiente. Siempre se hace fuera de la época estival, del 15 de junio al 15 de octubre, para evitar cualquier riesgo de incendio.
El equipo mantiene un reciclaje permanente de formación y es informado de manera puntual por medio del servicio central del Madrid de incidentes de relevancia que ocurren a nivel europeo y americano.
No se suelen llevar sorpresas porque en el mundo de los explosivos está casi todo inventado. "La pinza de madera (la clásica de tender la ropa) es un elemento muy práctico que sirve para cerrar circuitos como interruptor. Se sigue usando porque es eficaz. Los comandos electrónicos no han pasado de temporizadores y de radiofrecuencia. Puede que varíen algo más y si es así lo vamos a tener en cuenta en las incidencias". Todos los meses reproducen un artefacto para estudiarlo a fondo.
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