Algeciras

Gaia viaja a Tánger a trabajar con mujeres y con niños

  • La asociación inicia un proyecto que tendrá continuidad hasta junio. Incidirá en el empoderamiento de la mujer y la prevención de situaciones conflictivas en los jóvenes

Trabajar con mujeres para incrementar su capacidad de configurar sus propias vidas. También hacerlo con niños para, en la medida de lo posible, evitar que caigan en situaciones conflictivas o que no sólo piensen en aventurarse hacia España de cualquier manera. Y además, dar formación a chicos del lugar para que ejerzan de monitores en el barrio, para que la semilla que se deja se pueda regar. Así se podría resumir el nuevo proyecto que tiene entre manos la asociación Gaia. Ya lo ha comenzado y se desarrolla en Tánger.

La iniciativa tiene lugar en el barrio de Bir Chifa, un lugar periférico y deprimido. En él trabaja la asociación Arej y con esta entidad colabora Gaia en el proyecto. La idea es acudir a Tánger una serie de fines de semana para, durante ese conjunto de días, trabajar con las mujeres, los niños y los aspirantes a monitores. Se comenzó el pasado fin de semana, sigue éste presente y habrá continuidad con dos grupos más este mes y otro en junio.

"La asociación Arej tiene un local en el barrio. Hay jóvenes y gente que ya es más mayor que está trabajando en prevención, sobre todo historias de dependencia, de que los niños no deriven a la delicuencia. Es un local que está bien, bastante digno para las pocas posibilidades que tienen. Ellos nos pidieron nuestra colaboración. Ya hicimos una visita el año pasado y para éste nos solicitaron una continuidad para poder tener el grupo de formación y también para iniciar el trabajo con las mujeres, sobre el empoderamiento, de que la mujer tome otro papel más activo en su sociedad", explica la presidenta de Gaia, Curra Berrocal.

Berrocal forma parte del grupo que se ha desplazado este fin de semana a Tánger, cinco voluntarios, entre los que se encuentran una arteterapeuta, una experta en yoga y biodanza (la propia Berrocal) o un cuentacuentos. El pasado fin de semana hicieron el viaje cuatro personas de Gaia, dos actores, un técnico de animación y una profesora de yoga.

El programa reserva los viernes tarde al trabajo de formación de monitores, se actúa con los niños los sábados por la mañana y la labor con las mujeres se desarrolla los sábados por la tarde y domingos por la mañana. Cada taller dura unas tres horas y media.

"Con los monitores realizamos dinámicas que después puedan trabajar con los niños, entre ellas técnicas teatrales o arteterapia. Con los niños directamente entramos en esas dinámicas, que dependen de en lo que se quiera incidir, ya sea el cuerpo, la voz, hacerlos más ágiles, trabajar con el movimiento... Con las mujeres las herramientas son el yoga, el masaje y las dinámicas de movimiento", detalla la presidenta de Gaia.

"Lo novedoso -continúa- es que los hombres también intervienen en el trabajo con las mujeres a un determinado nivel. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las dinámicas de voz". Este fin de semana, sin ir más lejos, el cuentacuentos se ha dirigido a esas mujeres. "El objetivo es elevar la autoestima, inculcar lo que es poner límites, el saber dar y recibir. Planteamos cosas así. Son situaciones buenas en nuestra sociedad, pero también en otras con más necesidades. No tiene que ver; también hace falta tener autoestima", añade Berrocal.

La presidenta de Gaia explica que tanto las mujeres como los niños muestran cierta reticencia y/o prudencia a la hora de comenzar los talleres, pero que desaparecen pronto y se meten de lleno en las dinámicas. "Los niños al principio están un poquito reacios, pero no tardan en coger confianza e implicarse en los juegos y en la diversión", precisa la responsable de la entidad. "Las mujeres, los tres primeros cuartos de hora, están un poco como en guardia, pero terminan con ganas de seguir trabajando esos conceptos".

Berrocal resume: "Lo que yo he estado encontrando en Marruecos es que las mujeres quieren hacer cosas para liberarse y vivir mejor, dentro de su cultura y de su religión, que no quita que uno se sienta muchísimo mejor haciendo lo que nosotros proponemos. Lo que se hace es tomar conciencia del cuerpo, de las demás, de la confianza que puedas adquirir, de que hay otras posibilidades, de que puedo mirar la vida desde otro punto de vista. Aunque la realidad sea mala, cuando tú realidad no la puedes cambiar, pues cambia tú. Esa es nuestra filosofía".

La labor de los voluntarios de Gaia se realiza de forma altruista, con recursos que se ha trabajado la propia entidad y sin recibir ningún tipo de subvención pública. Una solidaridad plena, si es que caben gradaciones en ese concepto.

"Sé que tenemos muchas necesidades aquí, pero tampoco podemos cortar con las necesidades que tiene otra gente", concluye Berrocal.

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