Observatorio de la Trocha | Nuestras fuentes públicas

Fuentes de Algeciras (I)

  • Aunque Algeciras nunca se ha caracterizado por tener grandes fuentes monumentales, en el pasado tuvo una serie de fuentecillas dedicadas al abastecimiento para la población

“Fuente de los leones”, frente al café de Gamboa en la Plaza Alta.

“Fuente de los leones”, frente al café de Gamboa en la Plaza Alta.

Como ya he comentado en alguna ocasión, Algeciras es una ciudad que no se caracteriza por estar adornada con grandes fuentes monumentales; no obstante, sí cuenta con varias fuentecillas o fuentes de mediano tamaño distribuidas por diferentes lugares urbanos. Algunas de las que poseyó han desaparecido y otras han sufrido ciertas modificaciones. En primer lugar, haré referencia a aquellas fuentes antiguas que estaban destinadas a servir para proveer a la población del preciado líquido.

Desde su redificación sobre sus ruinas medievales, en la tercera década del siglo XVIII, el aprovisionamiento de agua en Algeciras se había resuelto en base a los insalubres pozos o al agua de excelentes y cercanos manantiales transportada en caballerías por los típicos aguadores. Pero este sistema si bien pudo solucionar las necesidades de una población pequeña, era insuficiente ante el crecimiento demográfico de finales de siglo e incapaz para una función logística de primera magnitud internacional, el suministro de agua no solo a la marina real sino a las marinas mercantes de diferentes países que cada vez utilizaban más nuestro estratégico fondeadero.

Por supuesto que la solución de “pozo y aguador” no permitía ningún tipo de fantasía sobre fuentes públicas para uso practico ni por supuesto ornamental. Por eso, se había emprendido una obra muy ambiciosa, que delata el auge económico de la ciudad y la importancia que tuvo para los primeros borbones: la traída de aguas, que desde los montes cercanos, salvando vaguadas con arquerías aéreas y perforando colinas por medio de minas, trajo el agua a la ciudad y al puerto, una “obra de romanos” en el más puro sentido técnico y político. La obra se finalizó en 1784 y al fin la ciudad pudo disponer de fuentes públicas.

Cuando el General Castaños traslado la Comandancia Militar desde el cuartel de Buena Vista en Campamento, hasta la otra orilla opuesta de la bahía, en Algeciras, actuó con una clara visión geopolítica. La citada comandancia era quizás el destino militar más importante de la España peninsular, no sólo por su jurisdicción territorial, que abarcaba desde Conil a Fuengirola, sino al estar bajo su responsabilidad la zona de mayor importancia estratégica de España, o sea, el estrecho, un paso internacional, enfrente de un enemigo tradicional, Marruecos y con dos puntos tan delicados como Ceuta y la siempre peligrosa Gibraltar. Siempre se dotó a la Comandancia, antes y después de Castaños, con prestigiosos militares que de aquí salían normalmente hacia cargos de primera relevancia nacional, incluso a nivel de los posteriores ministros. En esta zona, para impedir la expansión inglesa, solía, en momentos de tensión con Inglaterra, estar acantonado el ejercito o contingente militar más fuerte y entrenado de la península, y eso permitió en 1808 lanzar rápidamente hacia el norte el núcleo principal que derrotó al ejército napoleónico, hasta entonces invencible, en Bailen, una gran batalla en campo abierto, modalidad en la que eran maestros los invasores franceses.

El traslado de la comandancia daba a esta mayor operatividad, al beneficiarse del puerto de Algeciras, imprescindible para mantener Ceuta debidamente abastecida, Gibraltar a raya con la marina real y el estrecho eficientemente controlado, en especial con respecto al corso y el contrabando. Pero no escapo a Castaños la importancia de un marco prestigioso como escenario ante la diplomacia internacional, para ello quiso convertir Algeciras en una ciudad bella, creando una escenografía de prestigio, idónea para el juego diplomático internacional. La ciudad atravesaba un gran periodo económico y demográfico, con obras públicas de envergadura como la traída de aguas o la insólita ampliación de la iglesia de la Palma, empequeñecida por el aumento poblacional. Si el general Castaños hubiera permanecido más años residiendo en Algeciras, no sabemos el nivel de prestigio que hubiera alcanzado la población. Entre las muchas lagunas que aún presenta la historia de la ciudad, está la de cuantificar la influencia de Castaños en su desarrollo.

Cuando Castaños urbanizó la plaza Alta en 1807, lo hizo bajo el diseño del coronel de Artillería Joaquín Dolz del Castellar, que realizo una escenografía de tradición barroca con un tratamiento panorámico, plenamente ilustrado y neoclásico.

Fuente en la base del segundo obelisco o columna dórica, en la Plaza Alta. Fuente en la base del segundo obelisco o columna dórica, en la Plaza Alta.

Fuente en la base del segundo obelisco o columna dórica, en la Plaza Alta.

Es conocido el proyecto de Dolz en su aspecto primigenio, gracias a una excelente imagen de la plaza que dibujo en 1807 y que fue grabada por Tomas López de Enguidanos, uno de los mejores grabadores europeos. Se dio mucha importancia a este grabado, que realizado en la calcoteca del palacio real, alcanzó varias ediciones, lo cual formaba parte de una bien orquestada operación de prestigio nacional.

También Dolz dibujó un alzado del elemento central, el eje de su dispositivo: una fuente monumental alrededor de un obelisco, que tenía alegorías escultóricas del comercio, la marina, el ejército y el ayuntamiento, así como en cada frente, inscripciones en cada uno de los idiomas de las cuatro naciones que más frecuentaban nuestro puerto. El agua fluía por cuatro caños con cabezas de león en sus bocas. En el lado este de la plaza, en una de sus salidas entre las pilastras se construyó una fuente para uso público, quedando la fuente central con el obelisco como simplemente ornamental. Contaba con cuatro caños que brotaban de un muro coronado por una cornisa alabeada y lobulada. Esta fuente estuvo en uso hasta 1854, año en que se traslada el agua que provenía del acueducto de la Bajadilla a través de una mina a la calle Murillo. En 1894 se demolió aquella fuente dieciochesca.

Fuente actual de la plaza Alta Fuente actual de la plaza Alta

Fuente actual de la plaza Alta

En los años 1827 y 1830 se elimina el obelisco debido a su mal estado y en su lugar se construye una enorme columna monumental de etilo dórico sobre una gran base cilíndrica en la que se hallaban los caños de la fuente. A sus pies había una grada de varios escalones. Sobre esta base se elevaba un cuerpo poligonal constituido por diversas pilastras coronadas por piñas o esferas. Esta columna debería haber estado coronada por el busto del Gral. Castaños. En 1893 se suprime el agua, por lo que solo queda el monumental cuerpo antes descrito, como adorno de la plaza. En 1910, la Compañía de Electricidad construyó una nueva fuente en la calle Murillo, provista de cuatro caños y un pilar.

Un siglo después, en 1926, esta majestuosa fuente es derruida absurdamente. Algeciras perdió una de sus más importantes señas de identidad que confería gran prestancia a la Plaza Alta. Habría que esperar al año 1930, siendo alcalde Morillas Salinas, para que nuestra emblemática plaza mayor volviera a contar con una nueva fuente. Esta fuente que aún se mantiene se halla totalmente revestida de azulejos policromados y vidriados de cerámica con decoración neoplateresca, acorde con la moda historicista de los años treinta del pasado siglo; consta de una gran torreta prismática, sobre la que descansa otro cuerpo también prismático de menor volumen. En la parte superior se colocaron cinco faroles de hierro forjado de estilo andaluz y varios pináculos esféricos, igualmente de cerámica, junto a finas cornisas. Las aristas de sus lados están adornadas por pilastrillas de capiteles jónicos. En sus paramentos laterales cuenta con arcos ciegos y cuatro surtidores en forma de cabeza de león, que vierten los chorros de agua sobre sendas pilas semicirculares.

Fuente bajo el primer obelisco en la plaza Alta, 1807, dibujo de Dolz. Fuente bajo el primer obelisco en la plaza Alta, 1807, dibujo de Dolz.

Fuente bajo el primer obelisco en la plaza Alta, 1807, dibujo de Dolz.

Alrededor de este cuerpo central hay un estanque de forma poligonal, cuyo brocal presenta dieciséis lados, totalmente revestidos de azulejos vidriados policromados. Sobre su superficie superior se colocaron unas ranitas de cerámica de color verde, por cuyas bocas brotaban chorros de agua. Estas fueron destrozadas a finales de los años setenta por unos incívicos ciudadanos y, posteriormente, sustituidas por otras de mayor tamaño, que son la actualmente existentes. Los elementos cerámicos proceden de los talleres de Santa Ana y de la Casa de González, de Triana. En el año 1970 se instaló una gran cascada de agua, con luces que alternaban varios colores. Totalmente inapropiada para la histórica fuente, tuvo que ser desmontada.

En la Plaza Baja, actual de la Virgen de la Palma, existía una fuente de agua potable, consistente en un pilar de hierro con un solo caño que vertía el agua en un pilón cuadrado de piedra. En la última década del siglo XIX se construyó una tubería para llevar el agua hasta la zona de la Marina con el fin de proveer del líquido vital a las embarcaciones. Aquella fuente se levantaba en el centro del interior del antiguo mercado, que consistía en un patio cuadrangular rodeado del edificio con arcadas.

En 1784 se construyó una fuente, llamada primitivamente del Tejarillo, luego denominada Fuente Nueva, en la intersección entre la actual calle que lleva este nombre y las calles Argentina y San Francisco. Constaba de un muro del que brotaba el agua de varios caños, la cual caía sobre una pila; el muro estaba coronado por una especie de copete semicircular sobre una cornisa de tres fajas. En el centro lucía una placa de mármol que aludía a su construcción, hoy guardada en el Museo Municipal. José Antonio Benítez Santos me comentó que hace ya muchos años, cuando él era estudiante del instituto la encontró junto con otros compañeros cuando iba a ser troceada para usar los pedazos como pavimento. Informado de semejante tropelía el farmacéutico señor Rivera, presidente de comisión organizadora del museo histórico-arqueológico de Algeciras, que pudo rescatarla e impedir su destrucción; por tal motivo presenta una rotura trasversal. En la última década del pasado siglo, año 1992, siendo alcalde Patricio González, se construyó una reproducción de aquella fuente; la cual, por desgracia, sufrió los actos vandálicos de algunos algecireños. La fuente original traía el agua mediante una mina desde el acueducto de la Bajadilla, del que actualmente solo permanecen en pie unos seis o siete arcos.

Fuente Nueva original. Fuente Nueva original.

Fuente Nueva original.

En 1816 se construyó la fuente de la calle Nueva, en el matadero, cuyo depósito tenía el registro en un patio inmediato. Otra fuente antigua era la llamada fuente del Cuervo, situada en la actual avenida de Blas Infante. También hay noticias de que hubo otra en la avenida Agustín Bálsamo. En las lomas de la actual barriada de la Granja se encontraba la denominada fuente del cajón, que consistía en una especie de depósito de agua en forma prismática, que surtía a un tejar que había por aquella zona.

Fuente Nueva reproducida. Fuente Nueva reproducida.

Fuente Nueva reproducida.

En la plaza de España de la barriada de la Bajadilla, se instaló una fuente que aportaba agua desde el cercano acueducto. Consistía en un pilar de hierro con cuatro caños en cada uno de sus lados, y sobre el cual se erguía una alta farola. Se mantuvo a lo largo de los años cuarenta y cincuenta; fue eliminada en la siguiente década. A finales de los años noventa, en su lugar, se construyó una fuente ornamental de base circular, sobre otra base también circular, pero con algunos perfiles cóncavos. De su centro brota un surtidor rodeado de una estructura en forma de una especie de trípode alabeado.

Fuente antigua de la plaza de España. Fuente antigua de la plaza de España.

Fuente antigua de la plaza de España.

En la zona de la barriada de El Cobre existe la llamada fuente de la Chorrosquina, palabra que debe de provenir del sintagma “el chorro de la esquina”. Consta de un paredón cubierto por lascas de piedra en el que se abren tres caños que vierten los chorros de agua provenientes de un manantial o venero sobre un pilón. Muy frecuentada por los algecireños sobre todo en tiempos de sequía o de restricciones de agua para proveerse de este vital líquido.

Fuente de la Chorrosquina. Fuente de la Chorrosquina.

Fuente de la Chorrosquina.

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