Ernesto Rodríguez defiende la saeta y sus voces en la Exaltación

El periodista y cofrade engalana el acto, que cumple 18 años, y arropa a este palo del flamenco

Ernesto Rodríguez, durante la Exaltación de la Saeta, ayer en La Caridad.
Ernesto Rodríguez, durante la Exaltación de la Saeta, ayer en La Caridad.
M. E. S. Algeciras

31 de marzo 2014 - 01:00

El periodista y cofrade Ernesto Rodríguez se embarcó ayer en un viaje apasionante con la saeta para cortar el silencio y su pasión para arribar a los corazones de los presentes en el edificio La Caridad. Con entusiasmo y emoción tomó el mando como protagonista de la XVIII Exaltación de la Saeta, organizada por la Asociación Cultural Tertulia Cofrade La Levantá con la colaboración del Ayuntamiento.

El claustro del edificio emblemático se llenó de devotos, amigos y familiares, luciendo los destellos de una mañana soleada bañada con la destreza de la banda de música Virgen de la Palma. El escenario, con el atril, y un escenificado balcón para que derrocharan voz, arte y sabiduría en el cante María Luisa Rondón y David el Cordobés.

Las primeras palabras de Rodríguez fueron "Virgen de la Palma". Antes de iniciar el capítulo de rigor de agradecimientos, tanto a representantes municipales como del mundo cofrade y a su presentador y amigo Cándido Romaguera, pidió ayuda a los que sufren soledad, hambre o falta de trabajo. Esperaba no defraudar y así lo confesó ante el público, definiéndose como un "contador de historias" con vértigo ante los méritos de sus predecesores.

Hizo una defensa a ultranza de la saeta, a la que nace en la calle, se entona en un balcón o emana tras meses de ensayo, "la que algunos han considerado de manera injusta la hermana pobre del flamenco". Su voz alzada arrebató los primeros aplausos, testigos del fervor que iba depositando en sus líneas preparadas. "La saeta es grande porque así la hacen los que la entonan". Entre el sentido y el sentimiento fue arropando la presencia intercalada de Rondón y el Cordobés, que dieron voz a su defensa.

Recordó Rodríguez las iniciativas traducidas en concursos como uno de Radio Algeciras o certámenes de la Sociedad del Cante Grande. "Flamenco y saeta, todo es uno, haciendo que los sentimientos afloren". Apuntó un regalo del presidente de la peña citada, José Vargas, que conocedor de su profundo amor cofrade le regaló un disco que recogía a los cuatro mejores saeteros, entre ellos Manolo Caracol o el jerezano Manuel Torres, hijo de algecireño, y del cual sonó una pieza que silenció el claustro.

El exaltador recordó también las figuras de quienes hicieron historia en Algeciras a través de este palo, caso de Paquito Obregón, La Currita o José Delgado Pepe el sevillano. Reconoció el valor de la saeta, de esa "ay lastimero", de ese quejío de voz, "cuántos os admiro saeteros". No quiso dejar de poner en valor a los que la interpretan, y así lo hizo dedicando la mayor parte de su intervención, pidiendo a los jóvenes que tomen el testigo, porque "quienes amamos esta tierra y las tradiciones queremos que la saeta siga siendo parte de nuestras vidas". Al tiempo destacó los momentos más relevantes en los que cada uno de los desfiles procesionales de la ciudad se enlazan con la saeta.

Romaguera presentó con cariño al exaltador, destacando el compromiso, no por escribir esas palabras sino por estar a su altura. "Doy lectura a mis palabras, pero quien habla es mi corazón". Hizo una semblanza de Rodríguez, que este año cumple 25 años de oficio, desde sus inicios en el Área, hasta pasar por Onda Cero, además de otras muchas escalas hasta ser director de El Faro y hoy día presta sus servicios en el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Algeciras. Destacó su compromiso con la Semana Santa, hermano de la Palma y la Oración del Huerto.

El presidente de la tertulia, Juan Manuel Torres, ofreció también unas palabras destacando que se cumplían 18 años de la exaltación y agradeció a la banda Virgen de la Palma y mandó un recuerdo a Pepe Jurado. Se entregaron además una serie de reconocimientos, entre ellos al Ayuntamiento, que recogió la concejal Pilar Pintor, que apuntó que el acto se seguirá celebrando en La Caridad aunque pronto sea un museo.

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