La Caridad cumple 257 años

El templo se inauguró en enero de 1754, después de que la hermandad elevara seis años antes una instancia al obispo de Cádiz solicitando su construcción · Una procesión precedió a la primera misa

Imagen de la fachada frontal de la capilla de La Caridad.
Imagen de la fachada frontal de la capilla de La Caridad.
Manuel Tapia Ledesma / Algeciras

23 de enero 2011 - 01:00

En el presente mes de enero, la popular y algecireña capilla de La Caridad, celebrará sus 257 cumpleaños. La inauguración del nuevo templo se efectuó el día 16 del primer mes de 1754 -día dedicado por el santoral a San Marcelo-, celebrándose la primera misa al día siguiente de su consagración y apertura a los católicos algecireños de aquella época, es decir el 17 o día santificado a San Antonio Abad.

El 27 de junio del año de 1748, los hermanos constituidos en hermandad, bajo el patronazgo de San Antonio Abad, elevaron al obispo de Cádiz, Fray Tomás del Valle, una instancia solicitando su construcción, firmada por "los hermanos mayores Diego Rodríguez Periañez, presbítero; Felipe Alonso Cáxeres y el secretario de la hermandad Prudencia Pinillo".

El primero de julio de 1748 fue concedido el permiso y autorización solicitada y "acto seguido se constituyó legalmente la hermandad y confirmaron su obediencia a los estatutos".

Además de los hermanos anteriormente reseñados, conformaron la relación de los promotores del proyecto: Fernando Arroyo, Juan París, Manuel Samaniego, Manuel Villanueva, Rafael Aguilar, Damián y Juan Anuncibay, Francisco Cilla, Manuel Murillo, Pedro Monge, Félix Guillén, Alejandro Rapallo, Antonio Machado, Simón de Guevara, Francisco de Robles, Francisco Ramos y Prudencio Pinillos.

El 12 de junio de 1749, la hermandad tomó el acuerdo de "recuperar la imagen de San Vicente Ferrer, subpatrono de la hermandad, depositada en casa del hermano Francisco Juliá, para colocarla a su tiempo en la capilla del Hospital".

Este hermano que tenía acogida en su domicilio la imagen reseñada, era al parecer, el médico de la hermandad, según se desprende de un acta en la que se recoge: "Antes de ser socorrido (por la hermandad), y después de darle la papeleta sea reconocido por él (Francisco Juliá), todo el que pida hospitalidad".

El 16 de enero de 1754, precedida de una gran procesión "se inauguró la iglesia de La Caridad, trayendo los hermanos de la hermandad al patrono, subpatrono y demás imágenes desde la parroquia de la Palma, hasta el nuevo templo. El día siguiente se dio la primera misa que se celebró con gran solemnidad. En esta época se hallaba la hermandad exhausta de fondos por los superiores gastos llevados a cabo para la terminación de la Iglesia, y el hermano Rafael Aguilar (teniente del Regimiento de Inválidos de Andalucía) le hizo un préstamo para sufragar los gastos ocasionados por la procesión, fiesta y misa de inauguración".

Cuatro días más tarde acordó la hermandad lo siguiente: "Que el altar colateral de la derecha, se le diese a la Cofradía del Santo Cristo de la Columna, para que en él lo puedan venerar y celebrar sus correspondientes funciones el gremio de mareantes que la componen".

En el mismo cabildo, se tomaron dos importantes acuerdos, el primero consistió "en la cesión del altar colateral de la izquierda, a Manuel Villanueva y Córdoba, regidor perpetuo de la ciudad de Gibraltar, que tenía residencia en los pueblos y poblaciones de San Roque, Los Barrios y Algeciras, para que en el pueda poner las imágenes que sean de su devoción con la precisión de que una de ellas, sea la de San Vicente Ferrer, propiedad de la hermandad; esta donación se le hizo por mayoría de votos y para que pueda tener en dicho altar asiento y sepultura, él, sus hijos y demás descendientes". En segundo lugar, se nombró al primer capellán que tuvo el establecimiento, que fue Antonio Pérez, con la condición, de que "disfrutara de este empleo toda su vida, en atención a su conducta celo y aplicación con los pobres enfermos".

El 10 de febrero de 1754, Manuel Villanueva y Córdoba, regidor perpetuo de la ciudad de Gibraltar como se ha expresado anteriormente, renuncia -mediante memorándum-, a la concesión que la hermandad le hizo, por "no haber sido la votación de plena unanimidad y para evitar disgustos y rozamientos entre hermanos". Recogiendo en el mencionado documento la siguiente petición: "Mas suplicando a la hermandad, acepte el que a su costa se construya un altar donde colocará la imagen de la Virgen de los Dolores, que él también costea, así como todos los gastos de culto de dicho altar durante su vida".

El 16 de junio de 1754, Miguel Pérez, cabo principal de la fragata del resguardo de rentas de ésta bahía y sus costas, "solicitó de la Hermandad y obtuvo licencia para erigir un altar colateral segundo izquierdo a San Francisco de Padua, costeando altar e imagen en gracia a los favores recibidos por tan milagroso santo".

Para finales del siglo XIX, existen datos que informan de la desaparición en el templo "de objetos e imágenes de valor, falta la imagen de San Vicente Ferrer […], la custodia, una imagen de gran talla y mérito de la Virgen de África […], no había de faltar incensarios pero los que existen han sido comprados por las religiosas de la Inmaculada Concepción a cuyo cargo está el Hospital".

A mediados de aquel año de 1754, la hermandad se reúne para acordar entre otros asuntos: "El derribo del coro por hallarse en mal estado y hacer en su lugar una tribuna".

El 18 de mayo de 1756, se le entregó a la hermandad por José de la Carrera, Francisco Díaz de Roble y Francisco de Cilla, como albaceas testamentarios de Antonia Caracholi "un cáliz con su patena y cucharilla de plata sobre dorado sin estrenar para que con él se celebre el sacrificio de la misa en la Capilla de San Antonio Abad, ínterin y hasta tanto que se erija la capilla que por los hermanos del Rosario de Nuestra Señora de Europa que se proponen fundar en esta ciudad, en cuyo caso y no para la Capilla Vieja, se entregará la manda a dicha Capilla de Europa, y si no quedará de propiedad de San Antonio Abad, patrono del Santo Hospital".

El 22 de enero de 1760, fue elegido con el cargo de tesorero Juan de Lima -padre del que fuera posteriormente hermano mayor y presbítero de la hermandad de La Caridad, Juan Gerónimo de Lima-, comenzando una nueva y próspera etapa para la capilla de San Antonio Abad y San Vicente Ferrer; así como para el Hospital General de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, popularmente conocido como: Hospital Civil.

En 1898, los hermanos José y Emilio Santacana, deciden abonar el gasto derivado de "la restauración de los cinco altares de la Iglesia de La Caridad, y las ventanas hacerlas nuevas con vidrios de colores".

Aquel mismo año de finales del siglo XIX, el vecino de Algeciras Andrés Benítez, manda restaurar por su cuenta la lámpara de plata del Santísimo Sacramento de la Iglesia de La Caridad, que fue regalada en el siglo pasado por el renombrado Almirante de la Armada Excmo. Antonio Barceló".

También por aquella época, siguiendo el ejemplo de Andrés Benítez, "una devota que oculta su nombre compró la potencia de plata que le faltaba al niño Jesús, desde hace once años; y en cuyo tiempo ni los dobles ni las limosnas de Jueves y Viernes Santo, habían alcanzado para comprar la modesta joya".

Posteriormente, a la capilla de La Caridad, le aguardaba el siglo que acababa por comenzar, siendo por tanto protagonista en un futuro -entre otros acontecimientos-, de los tristes sucesos de 1931, de la llegada de los Hermanos Salesianos a la ciudad y del renacer de la Semana Santa en Algeciras.

1760

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