Cárcel de Algeciras

Destornilladores, punzones y cuchillos: el arsenal que intenta entrar en Botafuegos

  • El sindicato Acaip muestra en la calle Ancha los objetos intervenidos a los visitantes y reclusos

  • Reclaman al menos 50 funcionarios y denuncian la sobreocupación de la prisión

José Luis alcaraz, funcionario de prisiones y delegado de Acaip, muestra objetos intervenidos a los presos de Botafuegos / JORGE DEL ÁGUILA

Un destornillador oculto en las tripas de un mando a distancia, un punzón bajo la plantilla de una zapatilla deportiva o un cuchillo entre la miga de un bocadillo. Los funcionarios de prisiones del centro penitenciario de Botafuegos, en Algeciras, han visto prácticamente de todo. Pocas veces se sorprenden con las fórmulas que buscan las visitas para entregar objetos prohibidos a los presos. Una de las más sorprendentes, hasta cinco teléfonos móviles de pequeño tamaño introducidos en el cuerpo de una persona

El sindicato Acaip, mayoritario en el ámbito de las prisiones españolas, mostró este viernes varios de estos objetos en una mesa informativa instalada en la calle Ancha de Algeciras como fórmula para evidenciar las difíciles condiciones de trabajo en las que ejercen. Porque además de tener ojos en todas partes para detectar e incautarse de este arsenal, los funcionarios trabajan con una plantilla muy por debajo de la requerida por el centro y con medios precarios, según resalta José Luis Alcaraz, delegado de Acaip en la cárcel algecireña. 

"Tenemos una plantilla en la que faltan unos 50 funcionarios para atender a una población reclusa de 1.000 personas. Actualmente hay 1.300 presos y hemos llegado a tener 1.800", explica Alcaraz mientras muestra los objetos. Con ellos, instalados en un expositor, se podría montar una ferretería. Esta muestra, en pleno centro de la ciudad, pretende acercar a los ciudadanos la realidad de un recinto que queda alejado para la mayoría de los algecireños. "Pero es nuestro día a día", resaltan. 

Los funcionarios insisten en que también hay carencias de personal sanitario, lo que provoca episodios de muerte de presos por suicidio. "Faltan médicos y enfermeros para atender una prisión que tiene una sobrepoblación importante", explica el sindicalista, quien lamenta que España lleva "treinta años" sin modificar el funcionamiento y la estructura del sistema de prisiones que se ha quedado obsoleto

Alcaraz detalla, además, que los anuncios del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para convocar plazas de funcionarios de prisiones no tienen efecto práctico en Botafuegos. "Hay muchas jubilaciones y bajas. Estas plazas apenas van a cubrirlas, pero no completan los catálogos. La media de edad de los funcionarios es de 50 años. Nadie asume ni hace nada por apoyarnos", recalca el sindicalista. 

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