MONUMENTOS Y EDIFICIOS HISTÓRICOS DE ALGECIRAS

Arquitectura inglesa (y III). Villa Rugeroni y otras en el Paseo de la Conferencia.

  • Capítulo 37. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la presencia en Algeciras de oriundos de las islas británicas dejó como legado varios edificios significativos en la ciudad, algunos todavía conservados

La Villa de Adolfo Rugeroni, con su original torre adosada al cuerpo principal del edificio, vista desde el mar. Fotografía tomada en 1912.

La Villa de Adolfo Rugeroni, con su original torre adosada al cuerpo principal del edificio, vista desde el mar. Fotografía tomada en 1912. / E.S.

En este tercer y último capítulo de la Arquitectura Inglesa en Algeciras trataré de Villa Rugeroni y las casas-chalets del Paseo de la Conferencia.

-Villa de Adolfo Rugeroni: Adolfo Ernesto Rugeroni y Montano era un ingeniero inglés residente en Gibraltar que ejercía el cargo de cónsul de la República Argentina en la colonia británica y en los pueblos del Campo de Gibraltar. A ese respecto, el diario “La Época” lo cita en 1913 como cónsul de Argentina en Algeciras. Al parecer, su trabajo, que no era otro que atender a los emigrantes españoles que deseaban embarcar para Argentina, le producía importantes ingresos, lo que le permitía codearse con la alta burguesía gibraltareña y aspirar a poseer una mansión en la solicitada y exclusiva Villa Vieja algecireña.

En el año 1909, Rugeroni adquirió una primera parcela de unos cuatro mil metros cuadrados que pertenecía a los hermanos del Río Mateo. Se hallaba situada en una zona elevada que, como se puede apreciar en las fotografías conservadas, junto con Villa San José sobresalía, con su elegante torre, por encima de las otras edificaciones existentes en la zona, gozando de unas magníficas vistas de la Bahía y de Gibraltar.

Como refiere Ana María Aranda, en julio de 1910 solicitó el señor Rugeroni licencia para poder levantar una verja en el lado de su finca que daba a la calle San Nicolás. En 1912 estaba totalmente concluida la mansión, que se dedicó a residencia familiar y a hotel de recreo, edificada en el mismo estilo eduardiano que las mencionadas en capítulos anteriores, aunque con influencias regionales. Como puede observarse en las fotografías en las que aparece el edificio, constaba de dos plantas y de tres en uno de sus sectores que se cubría con un tejado a dos aguas de pronunciada pendiente. El resto de la casa estaba rematado con terrazas y azoteas con pretil. Lo que más destacaba del edificio era su esbelta torre-mirador de planta poligonal que se cubría con un gracioso chapitel.

Villa de Adolfo Rugeroni. Fotografía de la segunda década del siglo XX. (Tomada de La arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar, pág. 120). Villa de Adolfo Rugeroni. Fotografía de la segunda década del siglo XX. (Tomada de La arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar, pág. 120).

Villa de Adolfo Rugeroni. Fotografía de la segunda década del siglo XX. (Tomada de La arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar, pág. 120). / E.S.

El 22 de septiembre de 1913 arribó al puerto de Algeciras la fragata de la República Argentina “Presidente Sarmiento” que hacía funciones de buque-escuela de guardias marinas. Por la noche ―escribe el corresponsal del diario “La Época”― se celebró un baile en la suntuosa morada de don Adolfo Rugeroni, cónsul de la República Argentina en Algeciras. “Los señores de Rugeroni y su preciosa hija Leonor hicieron los honores, prolongándose la fiesta hasta la una de la madrugada.”

El estallido de la Guerra Civil en España supuso el final de la mansión de los Rugeroni. Su elegante torre-mirador era un elemento que atraía en exceso la atención de los buques republicanos que acosaron en los días que siguieron al levantamiento militar y al paso del llamado Convoy de la Victoria a la ciudad de Algeciras, sobre todo cuando, se dice, que en lo más alto de la torre de la mansión ondeaba una bandera, probablemente de la República Argentina, lo que confundió a los artilleros convirtiendo la elegante mansión en objetivo de los cañones del acorazado Jaime I.

El edificio fue alcanzado por los disparos de este buque quedando muy deteriorado. En 1939 murió Adolfo Rugeroni y su hija vendió la finca a la familia Cervera que, años más tarde, la vendió, a su vez, a la empresa pública “Tabacalera”. Ésta procedió a la demolición definitiva del edificio que ya se encontraba casi en ruinas. En una fotografía tomada hacia 1939 desde el muelle de la Galera se puede apreciar la mansión de los Rugeroni con la torre desmochada.

-Casas-chalets del Paseo de la Conferencia: En dirección al mar, la meseta donde se erigieron las edificaciones que se han mencionado en los dos capítulos previos, terminaba en un pronunciado barranco con un desnivel respecto de la playa que se localizaba a sus pies de, aproximadamente, quince metros.

Aquélla era una zona que por su topografía difícilmente podía ser utilizada para edificar viviendas. Sin embargo, las excelentes vistas que se tenían desde el lugar, la proximidad de una recoleta y, por entonces, exclusiva playa y la construcción en 1905 de un paseo que iba desde la margen derecha del río de la Miel hasta el Hotel Reina Cristina para facilitar el desplazamiento de las delegaciones de la naciones participantes en la Conferencia Internacional de Algeciras, revalorizaron aquellos terrenos y propiciaron el que algunas familias gibraltareñas los compraran para edificar en ellos sus mansiones de veraneo lejos de la saturada colonia británica.

El Paseo de la Conferencia visto desde el muelle de Madera en el año 1906. Las casas edificadas en el barranco pertenecían a los gibraltareños Jaime Imossi, los hermanos Labrador Méndez, Antonio Mifsud Speranza, Francisco Ángel Imossi y Bartolomé Sacarello. El Paseo de la Conferencia visto desde el muelle de Madera en el año 1906. Las casas edificadas en el barranco pertenecían a los gibraltareños Jaime Imossi, los hermanos Labrador Méndez, Antonio Mifsud Speranza, Francisco Ángel Imossi y Bartolomé Sacarello.

El Paseo de la Conferencia visto desde el muelle de Madera en el año 1906. Las casas edificadas en el barranco pertenecían a los gibraltareños Jaime Imossi, los hermanos Labrador Méndez, Antonio Mifsud Speranza, Francisco Ángel Imossi y Bartolomé Sacarello. / E.S.

Las viviendas que se erigieron en la escarpadura existente entre la Villa Vieja y el llamado luego Paseo de la Conferencia se tuvieron que adaptar al desnivel del terreno construyendo sus dos o tres plantas escalonadamente desde la orilla del mar, donde se localizaba el muro exterior y una de las entradas de la vivienda (la otra se hallaba en la parte alta abierta hacia la actual calle Marqués de la Ensenada) y, a veces, breves zonas ajardinadas.

Todas se ajustan a la estética de la arquitectura victoriana con materiales de buena calidad que van desde la mampostería de sillarejos o ladrillos con argamasa de cal y enfoscados, los acabados en ladrillo visto o en losetas de cemento hidráulico y el empleo de la madera y el hierro. Como puede apreciarse en las numerosas fotografías que se conservan del Paseo de la Conferencia y, por tanto, de las viviendas que lo flanqueaban por el Oeste, en las casas alternaban cubiertas de tejas planas o árabes a dos o cuatro aguas, a veces vidriadas, con terrazas y azoteas protegidas con balaustres o pretiles de muro continuo.

También aparecen terrazas o galerías cerradas con cristaleras, balcones sostenidos con columnillas de hierro fundido, graciosas cresterías, etc. Las viviendas, que se erigieron adosadas unas a otras, reservando las pequeñas zonas ajardinadas a las partes bajas de la propiedad, junto al Paseo de la Conferencia, fueron edificadas entre 1899 y 1906. En esa primera fecha se construyeron las casas de Manuel Portunato Miranda y la de Francisco Ángel Imossi, a la que se le añadió una segunda planta en el año 1902. Otras casas construidas en la zona antes de 1906 fueron las de los hermanos Francisco y Eduardo Labrador Méndez, la de Antonio Mifsud Speranza y otra de los hermanos Labrador.

Para comunicar la calle San Nicolás con el Paseo de la Conferencia se construyó una escalera situada entre las viviendas de Imossi y de Bartolomé Sacarello, esta última denominada “Villa Pepita”, en terrenos cedidos por ambos propietarios. Aunque fuera de uso, dicha empinada escalera sigue existiendo en la actualidad. “Villa Pepita” fue demolida a principios de los años cincuenta y en su lugar se edificó el Hospital de la Cruz Roja inaugurado en 1955.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios