ALGECIRAS MUSULMANA Y CRISTIANA (SS. VIII-XIV) | capítulo 3

Algeciras durante el Califato (929-1030)

  • Capítulo 3 de la serie del profesor Antonio Torremocha sobre la historia de la ciudad  

Candil de bronce con decoración cincelada de tipo epigráfico y vegetal hallado en un pecio en aguas del Estrecho. Segunda mitad del siglo X. (Museo Municipal de Algeciras).

Candil de bronce con decoración cincelada de tipo epigráfico y vegetal hallado en un pecio en aguas del Estrecho. Segunda mitad del siglo X. (Museo Municipal de Algeciras).

Desde el 914, es decir, quince años antes de que el emir ‘Abderrahmán III instaurara el Califato, ortodoxo y sunní, con pretensiones de dominio universal, frente al califato chií de los fatimíes norteafricanos, Algeciras comenzó una nueva y pujante etapa de su existencia como ciudad portuaria: el futuro califa había puesto sus ojos en ella como pilar fundamental de sus proyecto de expansión en el Norte de África. De su puerto partirían las escuadras con las tropas expedicionarias y en la ciudad se congregarían los refuerzos y se instalarían los almacenes de vituallas y el dinero necesario para pagar las campañas magrebíes.

Por ese motivo, una vez tomada Algeciras en la primavera del 914 a los rebeldes de Omar ben Hafsún, procedió a construir (o reconstruir) unas atarazanas para que sirvieran de base a la escuadra omeya y de punto de embarque para las tropas. Al-Himyarí (siglo XIV) asegura que en Algeciras había un astillero para la construcción naval que fue edificado para sus flotas por el emir de los creyentes ‘Abderrahmán III ben Muhammad. Lo hizo construir sólidamente y rodear de muros elevados.

La pugna con los fatimíes y el deseo de controlar las rutas del oro subsahariano que arribaba a los puertos del Mediterráneo, fueron las principales causas que llevaron al Califa omeya a emprender las campañas militares en el Magreb. En el mes de marzo del año 931, una flota omeya, al frente de la cual se hallaba el almirante Farach ben ‘Ufayr, se concentró en el puerto de Algeciras. El 24 de dicho mes zarpó con dirección a Ceuta desembarcando sin oposición de sus habitantes en el puerto norteafricano. Una vez ocupada la ciudad, llegó a ella el gobernador de Algeciras, Ishaq al-Quraxí en quien unió (el Califa Omeya) las dos funciones, para que fuera más fácil hacerse con el control de aquella costa fronteriza. Después procedió a guarnicionar el territorio ceutí y levantar fortificaciones. En el mes de mayo se volvió a concentrar en Algeciras una potente escuadra formada por ciento veinte embarcaciones y más de siete mil hombres, que cruzaron el mar para atacar al señor idrisí de Tremecén.

El puerto de Algeciras continuó ejerciendo de base militar durante las sucesivas campañas que desarrollaron los omeyas en la otra orilla. Muerto ‘Abderrahmán III en el año 961, las expediciones se retomaron durante el reinado de al-Hakam II, pero Algeciras no volvería a adquirir un renovado protagonismo hasta que asuma el poder Muhammad ben Abi ‘Amir, más conocido como Almanzor, nacido en Turrush, una aldea de la cora algecireña. En el año 977 Hixam II lo nombró hachib (chambelán). En el mes de abril del año 973 se reunió en Algeciras un fuerte ejército, mandado por el general Gálib, mientras que en el puerto se hallaba fondeada la escuadra cuyo almirante, Ben al-Rumahis, sólo esperaba la orden de embarcar las tropas y cruzarlas a la otra orilla. Pero en esta ocasión llegó también a la ciudad el tutor del príncipe heredero, Muhammad ben Abi ‘Amir, que venía como intendente y administrador de los fondos de la campaña.

El 15 de junio Almanzor hizo que cruzara el mar por delante las tropas, la caballería, la impedimenta y las máquinas de guerra. En cuanto a él, embarcó en Algeciras el domingo día 11 de ramadán, rumbo a Tánger. Muerto al-Hakam II y una vez controlado el poder por Almanzor, éste se preocupó por continuar la política seguida en el Norte de África desde los tiempos del primer califa omeya.

De nuevo se trasladó Almanzor a Algeciras en el mes de agosto del año 985, donde acometió personalmente los preparativos militares para frenar el avance del idrisí al-Hasán ben Qannún que había vuelto a penetrar en los territorios de soberanía omeya en el Magreb. Desde Ceuta las tropas andalusíes se dirigieron a Fez, en cuyas cercanías vencieron al levantisco príncipe idrisí que fue asesinado en el viaje que lo conducía preso a Córdoba. Almanzor no volvió a establecerse en Algeciras hasta el año 998. Llegó a su ciudad natal a principios del mes de agosto de dicho año con el objetivo ―como apunta Joaquín Vallvé― de poder seguir de cerca las operaciones militares que se avecinaban. Una vez en Algeciras, pasó revista a las tropas que estaban dispuestas para embarcar y que esperaban la llegada de su hijo ‘Abd al-Malik, que era en quién el hachib había confiado el mando de la expedición.

Algunos datos aportados por las fuentes árabes permiten asegurar que la ciudad de Algeciras asistió a un incremento de población y a una mejora de sus capacidades portuarias, militares y comerciales a lo largo de este período. La construcción o reactivación de las atarazanas (donde hoy se halla el Mercado de Abastos) posibilitaría el nacimiento de un arrabal en su entorno donde residirían artesanos cuyas actividades productivas estarían relacionadas con la construcción naval: carpinteros de ribera, calafates, herreros, cordeleros, etc., que atenderían la demanda de nuevas embarcaciones de guerra, pesca y comercio y los trabajos de reparación que generaría el diario uso de los barcos. Al mismo tiempo, estos nuevos pobladores y las actividades por ellos desarrolladas atraerían necesariamente a comerciantes, artesanos diversos, funcionarios, contables, hombres de religión, etc..., sin contar con la demanda de alarifes, carpinteros, herreros, ceramistas y caleros que ocasionaría la construcción de viviendas y las obras públicas.

Dirhem acuñado durante el reinado del califa ‘Abderrahmán III en el año 949 (Museo Municipal de Algeciras). Dirhem acuñado durante el reinado del califa ‘Abderrahmán III en el año 949 (Museo Municipal de Algeciras).

Dirhem acuñado durante el reinado del califa ‘Abderrahmán III en el año 949 (Museo Municipal de Algeciras).

El registro arqueológico no ha podido confirmar lo expresado por las fuentes escritas en relación con el auge de la ciudad a partir de su conquista por ‘Abderrahmán III en el año 914, quizás porque la intensa labor constructiva y de remodelación urbana realizada a partir de la presencia almorávide y, sobre todo, almohade, debió arrasar las probables estructuras califales. En la calle General Castaños, esquina con calle Cristóbal Colón, se exhumaron restos de dos edificios, probablemente viviendas, acompañados de material cerámico datado en el siglo X. En el nº 13 de la calle Comandante Gómez Ortega se recuperaron fragmentos cerámicos de los siglos X-XI y en el solar de la antigua Fábrica de Fideos (c/ General Castaños nº 18-20) se localizaron dos muros datados en el siglo X, uno de ellos identificado como la fachada de una vivienda, y un tramo de calle.

En el Museo Municipal se conserva un fragmento de lápida funeraria de mármol blanco de alguien que murió en el año 934, un candil de bronce de excelente factura datado en la segunda mitad del siglo X y varias monedas de plata acuñadas durante los reinados de ‘Abderrahmán III y al-Hakam II.

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