Los vecinos del 22 de Fuerzas Armadas piden la poda urgente de un árbol que llena sus casas de mosquitos
A este problema se suman otros como la proliferación de gatos callejeros y sus pulgas, que llenan de picaduras a los vecinos que pasean por esa zona
La paciencia de los vecinos del bloque 22 de la calle Fuerzas Armadas de Algeciras se ha agotado. María, una mujer de unos 70 años, contactó con Europa Sur desesperada al ver que, tras múltiples visitas al Ayuntamiento, nadie atiende su reclamación: la poda de un árbol cuyas ramas, sin mantenimiento desde hace tres años, rozan ya las ventanas del edificio.
El problema no es estético. Las ramas se han convertido en un foco de plagas. Mosquitos y pequeños insectos verdes se cuelan a diario en las viviendas, obligando a los vecinos a mantener cerradas las ventanas. "La mayoría son personas mayores y qué menos que puedan abrir las ventanas de sus casas", denuncia Paqui, sobrina de María, quien atendió al teléfono en su nombre.
La situación afecta especialmente al lavadero, por donde los residentes tienden la ropa. "No pueden hacerlo porque se les llena de bichos la ropa", explica Paqui. Además, los insectos terminan entrando en casa: “Si están abiertas las ventanas del edificio, entran por ahí también, así que no pueden abrir la puerta de la casa para que haga corriente”.
Los vecinos han solicitado en numerosas ocasiones que el árbol sea podado y que la zona se fumigue. Solo han conseguido que se corten dos ramas que daban al edificio de enfrente, pero el árbol que les afecta directamente permanece intacto. “Podan otros, pero ese específicamente no”, critican. “No queremos que se quite el árbol, queremos que lo poden y fumiguen”, exige Paqui.
También el presidente del edificio ha reclamado su poda en numerosas ocasiones ante el Ayuntamiento, pero la respuesta sigue sin llegar. Mientras tanto, los vecinos continúan con las ventanas cerradas, a pesar de las temperaturas, a la espera de que se solucione, por lo menos, este problema. “Si no vas a cuidar el árbol, no lo plantes”, resume Paqui.
A esta situación se suma la proliferación de gatos callejeros alimentados por vecinos mayores, lo que ha llenado la acera de pulgas. “Si estás un ratito en la acera charlando, te tienes que ir por los picotazos que te dan”, lamenta esta vecina. También es habitual ver recipientes con agua y pan mojado para pájaros, lo que, según Paqui, genera agua estancada y atrae aún más insectos.
El vecindario teme que con la llegada del calor aparezcan nuevas plagas, como garrapatas. La situación se ve agravada por la suciedad de las calles, con excrementos de perro sin recoger, orines y la presencia habitual de personas sin hogar en la parte baja del edificio.
Los vecinos recuerdan que hace dos años lograron, gracias a una publicación en Europa Sur, que se limpiaran los jardines llenos de naranjas caídas. Este año, por primera vez, el Ayuntamiento actuó sin necesidad de que lo pidieran. Ahora, confían en que la historia se repita y se solucione también el problema del árbol.
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