Efeméride

Se cumplen 20 años de la muerte del matador de toros Miguel Mateo 'Miguelín'

Miguelín, cuando saltó en traje y corbata a la plaza de toros de Las Ventas.

Miguelín, cuando saltó en traje y corbata a la plaza de toros de Las Ventas.

Este viernes, 21 de julio, se cumplen 20 años de la muerte del matador de toros Miguel Mateo Miguelín. Aunque nació en Abarán (Murcia), de pequeño se trasladó junto con su familia a Algeciras, de la que declaró en una de las pocas entrevistas que concedió que para él siempre fue "lo más grande". "Aunque he toreado en toda España, Francia, América y Portugal, cuando venía a mi pueblo traía una ilusión fuera de lo normal. Lamentablemente algunas veces las cosas no salen como un desea", dijo a Andrés Macías en una entrevista para Europa Sur por el 25 aniversario de la inauguración de la plaza de toros Las Palomas. 

Miguelín murió el 21 de julio de 2003 en su domicilio de la finca El Águila, en San Roque, rodeado de los suyos, sobre las 11:00. La capilla ardiente se instaló en el salón de plenos del Ayuntamiento de Algeciras y fue incinerado al día siguiente tras una misa en la iglesia de La Palma y una vuelta al ruedo en Las Palomas. Camino, Puerta y Mondeño le rindieron honores y Curro Romero declaró que “era el más valiente" y dijo que "su raza no la ha repetido nadie".

Europa Sur dedicó el 22 de julio de 2003 20 páginas a su fallecimiento. A continuación, La crónica del día de su fallecimiento, firmada por Anselmo F. Caballero:

Miguel Mateo Salcedo Miguelín, el torero de Algeciras, fallecía ayer en su domicilio sanroqueño de la finca El Águila. La muerte le encontró en torno a las once de la mañana en su casa familiar, rodeado de los suyos. El diestro, convertido con el transcurso de los años en uno de los símbolos de la ciudad, sucumbía finalmente a la penosa enfermedad que le había acompañado desde hace años. El mal que ha acabado con la vida del torero a los 64 años había comenzado a presentar su peor rostro hace un mes, fecha desde la cual Miguelín había permanecido prácticamente recluido en su domicilio.

La portada de Europa Sur del 22 de julio de 2003. La portada de Europa Sur del 22 de julio de 2003.

La portada de Europa Sur del 22 de julio de 2003.

A pesar de su delicado estado de salud, el matador mantuvo hasta el último momento una estrecha relación con su ciudad mediante la donación de generosas ayudas económicas a distintas instituciones benéficas del municipio. Hasta en sus últimos momentos, el maestro Miguelín mantuvo la discreción con la que se condujo a lo largo de toda su vida. Conocido por su callada labor filantrópica de la que se beneficiaron numerosas entidades humanitarias de la ciudad, y de la cual nunca hizo ostentación pública, el maestro vivió sus últimos años alejado de cualquier notoriedad. Tanto es así que la entrevista que hoy reproduce EUROPA SUR, concedida por el diestro hace nueve años a este diario, es la única a la que aceptó someterse en las últimas tres décadas. La noticia de la muerte del matador comenzó a difundirse desde primera hora por toda la ciudad.

Aunque la enfermedad que arrastraba el diestro hacía presumir el desenlace fatal que finalmente se producía en la mañana de ayer, no por ello la conmoción con la que la sociedad algecireña recibía la confirmación del deceso fue menor. La muerte del que fuera durante años una de las figuras más desta cadas del toreo era recibida con singular pesar en la sede de la peña de aficionados que lleva el nombre diestro. Apenas tres horas después del fallecimiento, el presidente de la entidad, Juan Ocaña, se desplazaba al Ayuntamiento para recibir los restos mortales de Miguel Mateo. 

La relevancia que adquirió el fallecido a lo largo de su vida como embajador del nombre de Algeciras fue de inmediato valorada por el gobierno municipal que ofreció a la familia el salón de plenos del Ayuntamiento para la instalación de la capilla ardiente. El cortejo fúnebre llegaba a las dependencias municipales en torno a las dos de la tarde. El féretro era recibido por un puñado de familiares, amigos, aficionados y representantes municipales, quienes introdujeron a hombros en la Casa Consistorial el ataúd con el cadáver del torero. Un sencillo féretro con un crucifijo dorado y un discreto labrado con motivos vegetales guardaba el cuerpo de quien ha sido, para muchos, uno de los más grandes matadores de toros que ha dado jamás la fiesta. Durante cinco minutos, el acceso a la capilla ardiente estuvo limitado a familiares y allegados, quienes quisieron preservar para sí unos momentos de intimidad antes de invitar al pueblo de Algeciras a dispensar el último adiós a su torero.

El féretro fue colocado en el centro del salón de plenos, rodeado por los deudos del difunto quienes se acomodaban en los escaños. Sobre el ataúd, una bandera de Algeciras y, flanqueando el cadáver, cuatro hachones de luz artificial. Un silencio solemne invadía la estancia que, pocos minutos después de las dos de la tarde, comenzaba a recibir a las primeras personas que habían acudido al Ayuntamiento para mostrar sus respetos al recuerdo del matador. El gobierno municipal habilitó un libro de condolencias donde los algecireños plasmaron por escrito su pesar por la desaparición del maestro. Mientras, los teléfonos de la Casa Consistorial no cesaban de sonar.

Numerosas personalidades del toreo transmitían al Ayuntamiento su dolor por la pérdida de quien, con su muerte, ha agrandado, si cabe la figura mítica de una de las más grandes leyendas de la tauromaquia. Nombres señeros de la fiesta como los de Paco Camino, Diego Puerta, El Litri, Rafael de Paula y Luis Francisco Esplá, advertidos de la muerte de su colega, trasladaban a la familia su pésame a través del hilo telefónico. Todos ellos han confirmado su presencia hoy en el cementerio de Botafuegos, donde el cuerpo del maestro será incinerado pasado el mediodía.

Los profesionales del Campo de Gibraltar también quisieron acompañar a la familia en la capilla ardiente. Durante la mañana, pudieron verse en el velatorio del cadáver a matadores como Miguel Márquez y banderilleros como los hermanos Núñez. El fallecimiento del diestro no sembró sólo la pesadumbre entre sus conciudadanos algecireños. San Roque, el municipio que Miguel Mateo eligió para fijar su residencia, también expresaba ayer, a través de sus autoridades municipales, el profundo dolor que a la ciudad ha procurado tan sensible pérdida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios