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El New Space, una lanzadera económica en Andalucía

  • El sector agrario jugó un papel destacado en el Space & Industry Virtual Summit. España se sitúa en el top 5 de países europeos en cuanto a número de empleados

Sateliot's, simulación de la  constellation nanosatellite.

Sateliot's, simulación de la constellation nanosatellite.

El sector espacial o el “New Space” -como ya se le conoce- está llamado a convertirse en uno de los motores de la reconstrucción económica en Europa por su alto valor añadido, su capacidad de generación de empleo, innovación tecnológica y grandes inversiones en los próximos años.

Así se extrae del Space & Industry Virtual Summit, un encuentro con epicentro en Sevilla que ha reunido hace pocas semanas a los actores mundiales más importantes, que coinciden en la importancia de que esta actividad pueda apoyarse en los fondos de recuperación europeos para ampliar su potencial.

De hecho, solo en nuestro país en 2019 esta industria movió cerca de 1.000 millones de euros y aportó el 0,5% al PIB nacional. Además, España se encuentra en el top 5 de países europeos por número de empleados, según cifras de Tedae.

Y todo apunta a que estas cifras irán en aumento. También en Andalucía. Concretamente en Sevilla, con planes para postularse como gran laboratorio urbano del Sur de Europa y foco de esta industria que cuenta en la provincia desde hace años con infraestructura y talento.

Tal y como afirma Jeff Bezzos “Space is the new Internet”. Y es que la revolución que vive el sector espacial en la actualidad es imparable. Y comparable a su vez con la que ya experimentó el negocio de los smartphones hace dos décadas o, unos años antes, el de los ordenadores personales. Se trata de un cambio de paradigma que pasa de los estándares tradicionales que se han venido desarrollando durante años en los satélites a los avances tecnológicos que han permitido reducir su tamaño, los tiempos de desarrollo y su coste.

Tecnología asequible

Esto permite ciclos de innovación competitivos y el despliegue de no uno, sino decenas o cientos de satélites de forma progresiva para ofrecer todo tipo de servicios a escala global. De esta forma entramos en un circulo virtuoso que mejora el producto y también el servicio.

Por tanto, si antes el sector giraba alrededor de aparatos geoestacionarios del tamaño de un autobús, desarrollados durante décadas y con precios comprendidos entre los 100 y 500 millones, ahora esta industria trabaja con satélites del tamaño de un microondas, desarrollados en cuestión de meses y con precios entre 1 y 5 millones, que ya incluyen toda la misión completa.

Además, se trata de una tecnología innovadora cuyos estándares se adaptan a la función concreta que vaya a desempeñar. Su vida útil es inferior a la de los grandes satélites y ronda los 4 ó5 años, lo que le permite aumentar sus capacidades y poder  adaptarse a los cánones de innovación y perfeccionamiento continuos.

El espacio, para todos

Con este cambio de mentalidad, el espacio ha dejado de ser propiedad de unos pocos para democratizarse y pasar a ser una industria esencial que resolverá los grandes retos con los que nos encontramos como la conexión global y masiva en todos los sectores e industrias.

Precisamente, España, y la comunidad de Andalucía, ya cuentan con empresas punteras que lideran esta revolución que vive el sector espacial.

No en balde, Sateliot, con sede operativa en Sevilla desde este año, lanzará una constelación de hasta 100 nanosatélites para democratizar el Internet de las Cosas.

Sateliot trabaja de la mano de Open Cosmos, una compañía espacial fundada también por un español, que opera misiones satelitales de principio a fin, para construir estos nanosatélites que funcionarán como torres de telecomunicaciones desde el espacio ofreciendo cobertura a los operadores móviles, a través de acuerdos mayoristas, para que puedan ofrecer servicios de internet de las cosas allá donde las redes terrestres no llegan.

El espacio útil

Igualmente, esta constelación de nanosatélites también ofrecerá conexión a sectores como el de la agricultura, de manera que mediante sensores IoT, los agricultores extraerán de sus plantaciones todos los datos necesarios para poder gestionar su producción de la manera más óptima: humedad, acidez, nutrientes, etc.. Todo ello, permitirá maximizar recursos escasos como el agua, anticiparse a problemas como el control de plagas o escoger los mejores momentos para la siembra.

Pero además de la agricultura, esa conexión global y masiva también beneficiará al sector de la logística, donde la extensión del IoT a gran escala, a través de sensores dentro y fuera de los contenedores, permitirá recopilar datos durante su tránsito como la humedad de la carga, su temperatura, los niveles de oxígeno, si hay o no presencia de humo o incluso intentos de apertura… Unos datos que podrán ser analizados por la empresa que envía la mercancía, por las intermediarias o por la misma tripulación del barco en el que viajan.

Por su parte, el IOT global y masivo también tendrá su aplicación en la gestión de infraestructuras y será clave para su seguridad, protección y mantenimiento. De esta forma, se podrá monitorizar y analizar el mantenimiento de las vías de circulación, la gestión del tránsito o gestionar la rápida intervención en caso de accidentes incluso con el apoyo de drones que puedan ofrecer una primera valoración de su alcance. Sin olvidarnos el impacto que tendrá en la mejora del entorno con sensores para detección de incendios, calidad del agua de los ríos o seguimiento de especies en vías de extinción.

De esta forma, se hace evidente que el emergente “New Space” se configura como una industria de futuro, un motor de diversificación industrial y, en definitiva, una lanzadera económica que atraerá inversiones, innovación, empleo y talento en pro de nuevas soluciones que acercan el cosmos a la sociedad con aplicaciones prácticas en su día a día al mismo tiempo que hacen de este mundo un poco mejor.

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