Me comentaba un día mi buen amigo el profesor Juan Blánquez que en su opinión, una de las civilizaciones antiguas más refinadas era la Minoica y apoyaba su argumento con el descubrimiento en Creta, de las letrinas más bellas que había podido contemplar, en su extensa vida de arqueólogo. La originalidad residía en el maravilloso paisaje marino que podías disfrutar, mientras estabas sentado en el "trono". Era una bonita manera de conciliar la evacuación del cuerpo y la del espíritu. Durante siglos, el váter fue un simple agujero, cuando lo había, pues la gente hacía sus necesidades en un apartado corral, en un cubo o simplemente en pleno campo. En esas estábamos, cuando el inventor inglés, John Harington, en 1597, diseñó el wáter closet de válvula, al que llamó Ajax, confirmando así la predilección de los británicos por los personajes de la Ilíada. El primero fue instalado en el palacio de Isabel I en Richmond. Ya como perfeccionamiento, Alexander Cummings, en 1775, le añadió su invento de un tubo en forma de S que aseguraba la estanqueidad de olores. Desde esa fecha, hasta mediados del pasado siglo XX, el inodoro permaneció prácticamente inalterable en cuanto a su funcionamiento. Otra cosa fue el hallazgo de nuevos materiales y diseños que lograron integrar el antaño desdeñado cuarto de baño, en la decoración cotidiana.

En España fue tradicional durante mucho tiempo, el estado indecoroso de los retretes públicos. Aún recuerdo en mi primer viaje a Suiza, hace ya varias décadas, la perplejidad de mi familia cuando paramos en el área de descanso de una autopista y al entrar en los servicios, se apagó una luz ultra-violeta y se encendió la normal. Para fomentar el uso exclusivo sentado de los inodoros, había que introducir una moneda en la cerradura, mientras que hacer pis en el de pared, era gratis. Un perfume sugestivo flotaba en el ambiente y había música de fondo. Fue una experiencia a lo Julio Verne. Hoy, en eso se ve que hemos progresado como país, no hay ninguna diferencia en limpieza, entre los urinarios patrios y los extranjeros más avanzados. Ahora los chinos van a revolucionar los váteres públicos, con ayuda de la electrónica. Llevarán el bidé incorporado, aire caliente para el secado y detección de cuando te sientas y levantas. Hasta te estimularán con el sonido de un chorrito de agua. Ya era hora de modernizar el váter que es tan humilde, como el corneta de un cuartel. Nadie repara en él, pero a la hora precisa, ahí tiene que estar.

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