La esquina
José Aguilar
Salazar no es un dictador luso
Me divierte que Bibiana Aído -con la que, afortunadamente para mí, sólo comparto un apellido y mi procedencia gaditana- sea la miembra menos valorada del Gobierno que lleva a este país al caos. La igualdad no puede ser objeto de burla, que es lo que provoca la política de Alcalá inventado palabros que, por cierto, ya copia alguna descerebrada sindicalista de la comarca, en una patética demostración de que es incapaz de establecer los límites entre la modernidad y la estupidez. La igualdad, por la que de aquí a no mucho estaremos peleando los hombres, no consiste en llamar médica o albañila a una profesional. Consiste en igualar derechos y salarios, en defender a las mujeres maltratadas -un problema para el que el PSOE parecía tener mil soluciones cuando estaba en la oposición- sin utilizar para ello la paridad, que es otro invento de los que están empeñados en hacer el ridículo amparándose en el progresismo. Y Bibiana no se entera. Por eso casi nadie cree en ella.
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