ES viernes, nobleza obliga a acordarme de vosotros. Pico billetes, hago mutis por el foro y por eso mismo valoro aún más vuestro trabajo. Para mí sois lo más importante en un país que os necesita por analfabeto, inculto y cainita. Porque lleváis a cabo una labor impagable, navegando a contraviento de unos políticos palurdos para quienes la educación ha sido moneda de cambio en los últimos treinta años. Incompetentes culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros estudiantes carezcan de comprensión lectora, un mínimo de raciocinio matemático y los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza. Y de unos padres, a su vez producto de esa infamia llamada LOGSE, para quienes sois el enemigo y sólo buscan el aprobado a toda costa.

Con este escenario obsceno, enseñar no solo es un arte y una técnica, sino una especie de apostolado a pesar de vuestro horario y unas vacaciones tan denostadas por el cutrerío social que padecemos.

Por eso no quería dejar pasar la oportunidad que me brinda este espacio de libertad del que disfruto para expresaros mi admiración y respeto. Y lo hago ahora que me piro. Precisamente por eso. Porque dejo atrás luces de melancolía y sombras de una administración en la que incluyo a esos psicopedagilipollas de despacho que jamás cataron la realidad de un aula. También para deciros que os echaré de menos. A vosotros y a vosotras -siempre escribo en masculino- porque, junto a esos jovencitos de ojos como tazas a los que descubrimos el mundo, este oficio siempre tuvo abundantes dosis de magia. Y que, a pesar de las numerosas zancadillas del camino, podéis estar seguros de que no hay, en las trincheras del mundo, un trabajo más importante que el vuestro.