El Villa se olvida de estoquear
Baloncesto l Pretemporada
Los Barrios y Melilla ofrecen un agradable espectáculo y un desenlace agónico concede el triunfo a los norteafricanos. Levi Rost y Guillén sobresalen y Gonzalo Sánchez pone en duda la jerarquía entre los bases
Villa de Los Barrios y Melilla brindaron anoche un duelo más que atractivo para estar encuadrado en la pretemporada. El resultado se decantó del lado de los norteafricanos en un desenlace agónico, pero se podía haber resuelto a beneficio de cualquiera de los dos bandos y en cualquiera de las opciones se hubiese antojado un marcador justo. Una anécdota al fin y al cabo, porque en estos duelos de verano el luminoso -que más tarde será casi lo único a tener en cuenta- no deja de ser un dato banal. Tanto ahora en su primera derrota como antes en las dos victorias atesoradas por los barreños.
Como todo compromiso estival que se precie, el de ayer estuvo salpicado de inexactitudes, precipitaciones y errores por falta de fuelle, pero los equipos pioneros de la hoy prestigiada LEB Oro mantuvieron un ritmo más que aceptable, intentaron cosas y dejaron ver un buen abanico de cualidades en las que, es obvio, tendrán que perseverar. Da la impresión de que los melillenses ya han avanzado un poco más en su manual de estilo.
En el Villa, los asistentes -muchos más de lo que la lógica indica en un partido a puerta cerrada- no alcanzaron el aprobado ninguno de sus dos presumibles bases titulares y sí lo superó con creces Gonzalo Sánchez, llamado en principio a habitar en el ostracismo. El pedigree que avala a Vallmajó y Sánchez permite vaticinar en que voltearán la situación, pero que aprieten los dientes, porque los dos saben que estando Moncho Fernández en el banquillo las jerarquías saltan hechas añicos a las primeras de cambio. Con todo, aún es pronto para empezar a echar de menos a Pedro Rivero.
Schraeder demostró de sobras que pose una muñeca letal, pero tendrá que aplicarse en las facetas del juego que no se escenifican de cara a la canasta rival. Ya se encargará el técnico gallego.
Más completo aún fue el partido de Rost, un jugador interesantísimo, versátil y extremadamente pulcro. Lo que parece evidente es que las penurias exteriores de la temporada pasada no encontraran asiento ésta en la guarida de los barreños.
Por dentro incontestable el partido de sir Richi Guillén. El tinerfeño aún está un puntito por debajo de su nivel, a veces parece que quisiese pasar desapercibido, pero al final los números le hacen justicia: casi una veintena de puntos y casi una decena de rebotes. Y enfrente no estaban unos cualquiera.
En cuanto al desarrollo del partido alternativas varias que fueron desde un parcial 11-0 que puso el luminoso 31-26 en el segundo cuarto y que obligó a Paco Olmos a frenar el juego a un 0-9 en la tercera entrega que permitió a los norteafricanos volver a unas hostilidades a las que parecían renunciar.
Al final, con 76-77 Gonzalo Sánchez marró dos tiros libres a falta de tres segundos y entregó el triunfo en bandeja de plata a los visitantes, aunque lo importante es que los de casa destilan excelentes sensaciones y que presentan un amplio margen de mejora. No es ningún secreto que el baloncesto de Moncho Fernández necesita tiempo para asentarse en un vestuario. Y esto no ha hecho más que empezar.
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