La compañía telefónica volvió a interrumpir ayer la línea del Algeciras Club de Fútbol en sus oficinas del estadio Nuevo Mirador, esta vez por impago de los dos últimos recibos.

La situación obligó a los empleados de la entidad y a la junta electoral a realizar las gestiones para llevar a cabo cuanto antes las elecciones a la presidencia, tras la dimisión de la directiva el pasado viernes, con los móviles personales y acudiendo a establecimientos donde hay fax público. Tampoco puede utilizarse internet.

Parece poco probable que entre tanto no se ponga al frente del club una nueva junta directiva se solucione el problema, que deja al club algecirista incomunicado en un momento bastante complicado de la temporada.

Esta situación hace recordar el comentario realizado por la presidenta, María Ángeles Carrasco, en la asamblea de socios del viernes pasado, en la que aseguró que, durante el encierro, algunos jugadores dispusieron del teléfono para realizar llamadas personales. Los socios se mostraron sorprendidos por esta situación y se la recriminaron a la dirigente, que aseguró que era imposible controlar quién utilizaba el teléfono en el campo durante el tiempo que duró el encierro.

El Algeciras suele pagar entre 800 y 1.200 euros de teléfono, pero tal es la crisis económica que azota al club desde hace años, y más tras el vacío de poder que existe desde el viernes, que ni esa cantidad pueden desembolsar los albirrojos.

En el pasado mes de octubre, el club algecirista ya sufrió un corte de la línea telefónica que se solventó pasados unos días. Fue cuando el entonces presidente en funciones, Carles Rebull, se negaba a realizar pagos. Entonces los empleados ya tuvieron que utilizar sus móviles para efectuar algunas gestiones necesarias en el desarrollo cotidiano de la actividad de cualquier entidad. Ahora vuelve la situación y lo peor es que no parece tener visos de solución inmediata.