Algeciras

Algeciras, punto clave en la lucha contra el yihadismo

  • La situación geográfica convierte a la ciudad en un enclave privilegiado para la actividad de estos grupos El despliegue de seguridad es discreto pero intenso

Hace unos días, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz proclamaba que "el yihadismo es el problema de seguridad más grave contra el que nos enfrentamos y nos enfrentaremos en el futuro. No es alarmismo, es realismo. La amenaza existe". En una reciente reunión con su homólogo francés, anunció que el gobierno va a aprobar una estrategia contra esas manifestaciones de terrorismo, en especial lo que ha denominado "adiestramiento pasivo" en referencia a aquellos individuos que en internet aprenden tácticas terroristas que luego tienen la intención de aplicar. A su juicio, los países europeos deben evitar "la salida hacia un camino sin retorno, porque los que se unen al yihadismo o mueren o representan una amenaza cuando regresan". La irrupción en el ya convulso escenario de Oriente Próximo del Ejército Islámico, con sus brutales masacres escenificadas en los crueles asesinatos de dos periodistas americanos, ampliamente difundidos en las redes sociales y las amenazas a la reconquista de Al-Andalus, han vuelto a colocar al terrorismo islamista en primera línea de las preocupaciones de los cuerpos de seguridad del Estado.

Por su situación geográfica, por sus conexiones con el norte de África y por la composición de su población, Algeciras es uno de los puntos calientes en esa nueva forma de terrorismo, una evolución de la que ya conocíamos. Policía Nacional y Guardia Civil, mantienen desplegados en la ciudad y en su zona de influencia a todos sus operativos de información y seguridad. La vigilancia de los puntos sensibles, la coordinación de los equipos, la capacidad de procesar esa información, el análisis de lo publicado en las redes sociales y foros de internet, son los puntos claves a la hora de enfrentar con éxito la radicalización del fenómeno yihadista que, aún manteniendo la necesidad de no sembrar el pánico entre la población, hay que reconocer que existe más cerca de nosotros de lo que imaginamos.

Cualquier información sobre esta estrategia de lucha contra el terrorismo islamista está clasificada y tratada bajo el epígrafe de seguridad nacional por lo que datos concretos, sobre investigaciones y operaciones ya sean futuras, pasadas o actualmente en curso, chocan contra la pared del hermetismo más absoluto. Aún así, según ha podido conocer Europa Sur, Algeciras y su pertenencia al eje que va entre Ceuta y Málaga, hacen de ella más que un lugar de paso para lo que se conoce como foreign fighters, es decir, ciudadanos de países europeos que, inlfuidos por los grupos islamistas radicales, acuden a luchar en escenarios bélicos como Siria, Irak o Afganistán (este último más como lugar de entrenamiento, ya que las operaciones multinacionales en ese país han cercenado la capacidad operativa en la mayoría de las regiones de influencia tablibán).

Más aún, las fuerzas de seguridad se enfrentan a un nuevo escenario, ya que estos ciudadanos están regresando a sus lugares de procedencia o a cualquier otra ubicación que les sirva de escenario para adoctrinar a nuevos integrantes de la yihad. Es entonces cuando la vigilancia debe incrementarse y así lo entienden los responsables de la misma en Algeciras que redoblan esos esfuerzos en los círculos donde se concentran este tipo de personas; los seguimientos y las labores de vigilancia a personas de las que se conoce que han estado en esos lugares, son exhaustivos y la labor de información, tanto por parte de las unidades especializadas de la Policía Nacional, como de la Guardia Civil, se acrecientan y se hacen más estrechas.

¿Dónde se realizan esas vigilancias? Tampoco se ofrecen datos concretos, pero no se equivocaría demasiado si se apunta directamente a los barrios donde se concentra más porcentaje de población árabe, mezquitas y asociaciones afines. En cualquier caso, ningún dato oficial sobre el despliegue operativo, más allá de un "estamos por todos los lugares donde entendemos que pueden concentrarse elementos susceptibles de radicalizarse. Donde te imaginas, pues mucho más allá" confiesa uno de los integrantes de esos operativos de seguridad.

Algeciras también es especialmente sensible a la hora de determinar su papel como núcleo de comunicaciones. El tránsito marítimo con el norte de África hace que el puerto sea un lugar especialmente sensible. Además del despliegue puesto en marcha y reforzado con motivo de la Operación Paso del Estrecho, donde la Operación Minerva supone un paso adelante en lo que se refiere al control de vehículos robados, documentaciones falsificadas, tráfico de personas o de sustancias estupefacientes, existen en sus instalaciones una vigilancia adicional no expuesta, ni reconocida de manera oficial. El seguimiento de esas personas susceptibles de tener como destino esos escenarios bélicos, tanto a la hora de embarcarse con destino al norte de África como, especialmente a la hora de regresar, hacen de las instalaciones portuarias algecireñas un terreno abonado para el despliegue de fuerzas de seguridad y efectivos de inteligencia de varios países como controladores de los movimientos de todos aquellos sospechosos de poder engrosar las filas del yihadismo. Posiblemente sea el lugar con más efectivos de información que conviven juntos de toda Europa.

Es precisamente la colaboración policial entre grupos de diferentes países, otra de las claves a la hora de encarar con una mínima eficacia la lucha contra el islamismo radical. El compartir información sobre movimientos, individuos y sus rutas y métodos es una de las bazas con las que se trata de hacer frente al desmantelamiento a las actividades de apoyo que pasan por determinar uno de los campos donde aún la investigación se encuentra en un estadio más primitivo: la ayuda económica que se presta a grupos o estructuras yihadistas radicadas en el extranjero, así como actividades de radicalización, captación, adoctrinamiento y propaganda con fines proselitistas entre los militantes europeos, con el fin de que estos se desplazarse a zonas en conflicto para llevar a cabo actividades terroristas en el marco de la yihad global.

El alcance de la amenaza terrorista aumenta de manera exponencial en el regreso de estos combatientes a Europa (la vía Algeciras es una de sus puertas de entrada) o por la estancia en este territorio como zona de tránsito para su desplazamiento a zona de conflicto. No obstante, esta amenaza estaría agravada por el avance del conflicto en Irak y Siria, que atrae a un gran número de posibles combatientes.

Cifras policiales estiman el número de combatientes extranjeros afiliados a grupos terroristas entre 7.000 y 10.000, los cuales se han desplazado desde sus países de origen a zona de conflicto, entre los que se encuentran veteranos yihadistas y nuevos reclutados procedentes tanto del norte de África y de Chechenia, como de los Estados Miembros de la Unión Europea. Sobre los españoles, el Ministerio del Interior asume que hay 51 en las zonas de conflictos. Fuentes consultadas por Europa Sur aseguran que Algeciras, ha sido punto de tránsito para algunos de ellos que han llegado a Ceuta y de ahí hacia zonas de Irak o Siria donde se han unido en defensa del Califato.

La amenaza de este tipo de fenómeno terrorista es global dirigida a todos los ámbitos, preferencia objetivos estratégicos, permanente (sin tiempo, células durmientes), adaptable a la situación (flexible, autónomas en su funcionamiento) y con un propósito de máxima letalidad (en sus objetivos y fines mediáticos).

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