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El Toro del Aguardiente de San Roque, una tradición centenaria que marca su Feria Real

El Toro del Aguardiente de San Roque en 2018.

El Toro del Aguardiente de San Roque en 2018. / Jorge del Águila

Los toros siempre han sido uno de los símbolos de la cultura del país. Las fiestas de los distintos municipios y ciudades suelen estar marcadas por la presencia de un astado, ya sea en forma de corrida o de cualquier otro festejo que implique la suelta de reses por las calles. Ambos casos ocurren en San Roque durante su Feria Real, destacando la última situación a través de una tradición centenaria, la actividad conocida como "el Toro del Aguardiente".

Los orígenes de este festejo se remontan al siglo XVII. En ese entonces, la cita recibía el nombre del "Toro de la Soga", puesto que está demostrado que ya en 1649, antes de la fundación de San Roque y de la ocupación inglesa de Gibraltar, los habitantes del Peñón se trasladaban en romería hasta la antigua ermita dedicada a San Roque, lugar en el que hoy se encuentra la Iglesia de Santa María Coronada, cada 15 de agosto. Allí ataban a los toros a un árbol con una larga cuerda, por ello su nombre antaño.

En la actualidad, el Toro del Aguardiente es uno de los momentos más esperados de la Feria Real. Es la actividad que cierra las fiestas cada lunes a partir de las 7:00, un evento en el que participan centenares de mozos para recorrer las calles del municipio.

El trayecto comienza con el tradicional chupinazo desde la barriada de La Paz (esquina Campo de Fútbol) para continuar por la calle La Ermita y llegar a la Plaza de Toros, lugar al que el astado accede por la puerta de caballos para mantenerse durante una media hora en el ruedo antes de ser sustituido por vaquillas.

El Toro del Aguardiente de 2023 llega desde la ganadería Gavira y recibe el nombre de Visitador. El animal, nacido en 2018, marcado con el número 5 y de color negro, será el gran protagonista de la jornada.

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