Como se preveía, fue una noche muy emotiva, con muchos recuerdos y, sobre todo, muy flamenca. La presentación del espectáculo Bulerías de la Calle Río con José El Pañero, Juan José Estrella y Gonzalo Vargas al cante, y José de Pura a la guitarra, no defraudó a los amantes de la pureza del flamenco que se dieron cita en Alcultura el pasado domingo 14 de agosto.

La noche flamenca de Alcultura contó con una gran asistencia de público

La velada comenzó con la presentación de Carlos Vargas, presidente de la Sociedad del Cante Grande, que ya recordó en su alocución la importancia para la historia del flamenco de Algeciras de aquella calle Río de los años 60 y 70 del siglo pasado, donde convivían algunas de las familias gitanas de linaje más antiguo en la ciudad y grandes aficionados y conocedores del flamenco. Vargas recordó cómo por aquel entonces por esa calle algecireña se dejaban ver con frecuencia para cantar, pero también para escuchar y beber de las fuentes más genuinas de la tradición no escrita, artistas como Camarón de la Isla o Chiquetete, entre muchos otros.

“El de hoy es un espectáculo de pureza como pocos sitios pueden ofrecer”, señaló Vargas, afirmando que era, sin duda, un ejemplo del amplio bagaje cultural y artístico con el que que cuenta la historia del flamenco en Algeciras. Un legado que debe seguir poniéndose en valor y mostrándose al público.

A partir de ahí tomó la palabra José Lérida El Pañero, el más veterano de la terna de cantaores y creador del espectáculo, adelantando cómo iba a desarrollarse la noche. Comenzaron por cantes “más profundos”, como dijo el Pañero, con una soleá de Juan José y una seguiriya del propio Lérida, para ir ofreciendo a lo largo de la noche otros palos como bulerías por soleá y los cantes más festeros como alegrías y, sobre todo, bulerías.

Juan José Estrella al cante

En ese palo se le vio muy cómodo a Gonzalo Vargas y muy emocionado, como él mismo dijo, por volver a su tierra y recibir el aplauso y el cariño de su gente. Así como a Juan José Estrella, quizá el menos experimentado sobre el escenario, pero con una prodigiosa voz cargada de flamencura que sorprendió a quienes lo escuchaban por primera vez y deleitó a todos los presentes. Capítulo aparte merece también José de Pura a la guitarra, perfecto complemento al cante durante toda la noche y con bellos destellos personales que fueron reconocidos por el público. 

Y no faltó por supuesto el baile, donde especialmente el Pañero demostró su arte, heredero de la tradición más genuina de enclaves flamencos como la propia calle Río que él vivió directamente de niño con su familia.

El final de fiesta tampoco defraudó y completó un espectáculo muy del gusto del buen aficionado flamenco, suponiendo un nuevo éxito de organización tanto para Alcultura como para la Sociedad del Cante Grande, que sigue itinerando por diferentes escenarios de la ciudad en espera de poder contar con su ansiada nueva sede donde poder seguir trabajando en la puesta en valor del flamenco.