Los mayores se benefician del tai-chi

Los cursos matutinos y gratuitos de tai-chi en algunas de las playas de Cádiz se llenan de alumnos mayores l De 9.30 a 10.30 horas en la Victoria y de 11.00 a 12.00 horas en La Caleta.

Irene Ginesta Vázquez

14 de julio 2008 - 01:00

Todavía no son las 11.00 horas pero ya se puede ver en la playa La Caleta a un grupo de personas mayores preparándose para la clase de tai-chi del profesor Sebastián Gómez. Y a medida que los minutos pasan, el grupo se va haciendo cada vez más numeroso.

Este verano es el cuarto año que se realiza este taller de tai-chi en La Caleta y, seis años en la playa de la Victoria.

La iniciativa de este taller matutino ha tenido una gran acogida por parte del público, en especial por las personas mayores, predominando la asistencia de las mujeres a las clases.

El curso es gratuito y para poder participar en las sesiones no hace falta inscripción previa. Ha tenido tanto éxito que la gente repite, consiguiendo que cada vez haya más jóvenes que se animen a practicar este saludable hábito.

El tai-chi tiene muchas semejanzas con el yoga, ya que cuando ambas prácticas aparecieron, había grandes flujos entre la India y China. Tanto la una como la otra, poseen técnicas idóneas para relajarse y despejar la mente. Además, el tai- chi ayuda a desarrollar y a mantener la flexibilidad, logra que los músculos tengan más soltura, afianza el equilibrio , cuenta con ejercicios específicos que aumentan la capacidad pulmonar , sobre todo para los fumadores , y tiene una gran variedad de estiramientos para todo el cuerpo.

La respiración en el tai-chi es clave, siendo lo más característico de esta disciplina sus ejercicios para controlarla y los movimientos lentos y circulares, denominados formas.

Esta disciplina tan saludable y adaptada pata todas las edades, no requiere de una vestimenta especial para poder practicarla, ya que lo que verdaderamente importa es armonizar el cuerpo y la mente, a la par que se estimulan los sistemas respiratorio y circulatorio.

Por si esto fuera poco, el profesor ameniza la clase con bromas y cuenta alguna que otra anécdota. También hace los ejercicios con sus alumnos, pero, de vez en cuando, se detiene para observarlos y corregir los posibles fallos de su grupo.

Antes de finalizar la clase, de una hora de duración, los últimos minutos se dedican a una pequeña relajación, en la que predominan variados estiramientos, haciendo especial hincapié a las cervicales y lumbares.

Una vez concluida la sesión, los alumnos y el profesor se despiden hasta mañana, ya que las clases son de lunes a domingos.

Este taller comenzó el 1 de julio y terminará el 31 de agosto.

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