Diario de una gran hazaña | Capítulo 78 (27 de junio de 1522)

Elcano se encuentra en su encrucijada más difícil

  • Tras dos semanas recorriendo de norte a sur la costa guineana y con tres muertos más a bordo, la 'Victoria' no ha podido fondear para comer y su comandante está en un callejón sin salida

  • Los manglares han impedido que los españoles pudieran llegar a tierra firme y llevar alimentos frescos a una nave en la que apenas quedan ya 32 hombres

  • Elcano sólo puede hacer una de estas dos locuras: poner proa hacia España sin alimentos a bordo o entrar en Cabo Verde, de dominio portugués

Manglares similares a este jalonan toda la costa de Guinea, lo que ha impedido a la 'Victoria' fondear para buscar alimentos frescos.

Manglares similares a este jalonan toda la costa de Guinea, lo que ha impedido a la 'Victoria' fondear para buscar alimentos frescos. / D.C.

Lo suyo es navegar, hacer frente a las tormentas o a los mares en los que no hay viento, como ha demostrado con creces en los últimos cuatro meses, pero nadie enseñó a Juan Sebastián de Elcano cómo se encara una encrucijada como la que tiene ahora ante sí.

Hoy, 27 de junio de 1522, la nao Victoria comienza a despegarse de la costa de África con una sensación de fracaso absoluto. Hace dos semanas, el pasado día 13, el comandante de la nave española que busca completar la primera vuelta al mundo, y además con 27 toneladas de especias en sus bodegas, daba la orden de virar hacia el este para alcanzar la costa africana. El objetivo era fondear, que una expedición llegara a tierra firme y que se hiciera con alimentos frescos para hacer frente al escorbuto que asola a la tripulación y que ha originado un goteo incesante de muertes.

Pero el gozo de Elcano y de toda la tripulación ha caído en un pozo sin fin. Y es que tras dos semanas interminables recorriendo la costa de Guinea, yendo tanto para el norte como para el sur, la Victoria no ha encontrado un enclave mínimamente seguro donde poder fondear.

La culpa la tienen los manglares gigantescos que hay en este lugar, es decir, la proliferación de vegetación y de árboles que viven en el agua salada, algunos con raíces muy grandes y muy peligrosas para las embarcaciones, y que son habituales en zonas tropicales como esta por la que está ahora la Victoria.

A la imposibilidad de fondear para buscar alimento fresco hay que sumar que en la última semana la tripulación ha tenido que lamentar tres muertes más, lo que eleva la pérdida de vidas humanas a 13 en los últimos 45 días. A bordo de la Victoria quedan ya apenas 32 hombres, aunque el estado famélico de casi todos ellos hace que la nave española sea lo más parecido a un barco fantasma.

Tras el fracaso en la costa guineana Elcano ha ordenado que la Victoria ponga rumbo al noroeste para alejarse de la costa, llegar a mar adentro y, de este modo, salir de un lugar habitual de paso de los barcos portugueses que buscan llegar a la Especiería por esta ruta africana.

Pero ahora le queda tomar una decisión clave. De momento ha descartado seguir en paralelo a la costa africana intentando llegar a las islas Canarias. Y esto lo ha descartado por tres razones: primero por el peligro evidente de toparse en cualquier momento con la flota lusa enemiga, segundo porque superada Guinea llega el desierto del Sáhara a la costa africana y las opciones de hallar alimento fresco se reducen aún más, y tercero porque camino de las Canarias suelen soplar fuertes vientos alisios con dirección suroeste que frenarían, y mucho, la marcha de la Victoria.

Así que a Elcano sólo le quedan dos opciones. Y las dos son una locura. La primera es liarse la manta a la cabeza, llegar a alta mar y seguir remontando como sea el Océano Atlántico con rumbo norte buscando llegar a España. Pero eso, sin alimentos a bordo, con parte de la tripulación achicando agua en una nave semidestrozada y tras 140 días seguidos sin tocar tierra, sería lo más parecido a un suicidio.

Y la otra opción que le queda no es más halagüeña: sería entrar en algún puerto de las islas que conforman el archipiélago de Cabo Verde, un asentamiento que está bajo dominio portugués. Allí tendrán comida, lograrán salvar la vida pero, salvo milagro inesperado, tendrían que despedirse de la gloria que les depararía a todos llegar a España completando la primera vuelta al mundo y además cargados de especias.

El dilema es total, un laberinto en el que el comandante de la Victoria no encuentra la salida. Pero todo depende de él y la decisión que tome, sea la que sea, no puede demorarse mucho.

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