Parroquia de San Mateo

Tarifa incorpora a su patrimonio religioso una nueva imagen de Jesús Resucitado

  • La imagen, tallada en cedro por Abraham Ceada, ha sido bendecida esta semana y se encuentra en el templo mayor de la localidad

La nueva imagen de Jesús Resucitado de Tarifa.

La nueva imagen de Jesús Resucitado de Tarifa. / Cedida: Pepe Muñoz.

La ciudad de Tarifa ha incorporado a su extenso patrimonio de imágenes religiosas una nueva talla de Jesús Resucitado, obra del imaginero onubense Abraham Ceada.

La imagen ha sido bendecida esta semana en el templo mayor de San Mateo, donde se celebró una misa oficiada por el párroco Juan Pedro Varo que, además, ha servido de presentación de la talla que ha permanecido expuesta en el altar mayor, junto a la patrona de Tarifa, Nuestra Señora de la Luz.  

Entre el 28 de diciembre y el 3 de enero, días antes de su traslado a Tarifa, la talla del Resucitado de Tarifa estuvo expuesta en el Convento del Santo Ángel de Sevilla.

El nuevo Resucitado de Tarifa está tallado en madera de cedro policromada al óleo. La representación de Jesús mide 150 centímetros, con un total de 185 centímetros si se toma todo el conjunto. Los dorados en oro y plata han corrido a cargo de Francisco Javier Gutiérrez y la orfebrería por María Belén Hernández Moreno.

"La imagen de Cristo Resucitado que Ceada ha realizado para Tarifa está tallada en madera policromada. Sobre una nube estofada en plata con formas helicoidales, se yergue Jesús en contraposto, dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre la pierna izquierda, mientras que la derecha queda libre, sirviendo simplemente como punto de apoyo los dedos de los pies, lo cual le aporta la sensación de ingravidez y vuelo tan propia de esta iconografía. El brazo derecho aparece levantado con la mano en actitud de bendecir mientras que con la izquierda sostiene el lábaro de su victoria sobre la muerte", según explica el profesor de Historia y Arte Jesús Romanov López-Alfonso en una publicación sobre esta obra en el perfil en Facebook del autor. 

La reseña agrega que la escultura trata la complicada iconografía de la resurrección "con una dignidad enorme, puesto que emana una sensación de la culminación de la obra de la redención con la victoria sobre la muerte y el pecado, uniendo además la belleza del cuerpo humano, creado por el propio Dios a su imagen y semejanza, con esa expresión de cierta distancia con los hombres que debe tener lo divino. Cristo aparece con un gesto triunfante, heroico pero a la vez acogedor, mirando directamente al fiel que lo contempla y con ello dándole un mensaje de esperanza; de lo pasajero de los sufrimientos de este mundo ante la felicidad del que vendrá después", según la visión de Romanov. 

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