A nivel mundial, cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares que por cualquier otra causa, principalmente enfermedad cardíaca isquémica y accidente cerebrovascular. Cuando las células cardíacas no reciben oxígeno empieza un proceso de muerte celular irreversible llamado de necrosis o infarto. El término hace referencia exactamente a la muerte de tejido por falta de sangre y oxígeno, principalmente por la ruptura de la placa aterosclerótica (acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias) en las arterias coronarias. Las arterias transportan oxígeno y nutrientes al corazón por lo que debido a esta acumulación se forma un trombo que tapona y detiene repentinamente el flujo de la sangre. Este proceso está más asociado a las edades más tardías, sin embargo, los factores que refieren al estilo de vida, y la dislipemia (alteración en los niveles de lípidos (grasas) en sangre están provocando una oleada de infartos en jóvenes). Pero, además, muchos de los infartos en jóvenes se deben a la presencia de un problema cardíaco sin detectar que puede provocar una muerte súbita. 

En este sentido, los pacientes más jóvenes los síntomas suelen ser más pronunciados que en los pacientes mayores, que a menudo presentan síntomas y molestias inespecíficas. Detectarlos resulta fundamental a todas las edades para evitar un fatal desenlace. Sin embargo, se estima que un 30% de las personas que experimentan un infarto agudo al corazón muere en el momento que se le presenta, por lo cual, prevenirlo es la llave para que no se produzcan. Te contamos cómo detectarlo en los síntomas más característicos y tempranos y, sobre todo, cómo prevenirlo.

SÍNTOMAS TEMPRANOS JÓVENES

Aproximadamente uno de cada diez pacientes, especialmente los más jóvenes, el infarto suele desembocar  muerte súbita, es decir, un paro cardíaco repentino e inesperado. En caso de muerte súbita por un trastorno del ritmo cardíaco muy peligroso llamado fibrilación ventricular, el único tratamiento es la desfibrilación de emergencia; por lo tanto, es importante tener desfibriladores semiautomáticos fácilmente disponibles para el público en lugares públicos.

Los síntomas más comunes son:

• Dolor torácico intenso: comienza en reposo y se irradia al brazo izquierdo, el cuello y la mandíbula. Se acompaña de sudor frío, náuseas, vómitos y dificultad para respirar.
• Las áreas de dolor menos comunes, como la parte superior del abdomen, la región interescapular y el brazo derecho, no deben subestimarse. Las manifestaciones atípicas (síntomas en diferentes localizaciones y signos) son comunes en mujeres, lo que muchas veces lleva a un diagnóstico tardío con un desenlace fatal.

CÓMO PREVENIR

Si debe tenerse en cuenta que este puede estar asociado a alta carga genética para enfermedad arterioesclerosa coronaria, enfermedades genético- familiares como la dislipemia familiar o más raro algún tipo de cardiopatía o coronariopatía congénita.

Por otro lado, el consumo de drogas puede ser otra de las causas. El infarto en el paciente joven, por inesperado, puede retrasar o dificultar el diagnóstico. Por tanto se recomienda alejarse de este tipo de malos hábitos, por ejemplo,  el consumo de cocaína se asocia a patología cardiovascular tanto aguda como crónica, pudiendo desencadenar en infarto agudo de miocardio.

Se recomienda al menos un electrocardiograma para atletas, especialmente adultos jóvenes. Esta es una prueba muy sencilla que nos puede decir mucho, ya que aunque los cambios no sean específicos, se puede realizar con pruebas de esfuerzo, ecocardiograma, Holter ECG, tomografía computarizada, resonancia magnética, etc. Se pueden activar alertas para controles más completos y descartar miocardiopatía potencialmente mortal.