Opinión

Recuperar el futuro

Agricultor de La Mojonera durante la crisis sanitaria

Agricultor de La Mojonera durante la crisis sanitaria / Efe (Almería)

Jerónimo Parra, presidente de la Cámara de Comercio de Almería Jerónimo Parra, presidente de la Cámara de Comercio de Almería

Jerónimo Parra, presidente de la Cámara de Comercio de Almería / Rafael González (Almería)

Nuestras vidas han cambiado de golpe en todos los sentidos a causa de la COVID 19. Un giro radical que, aunque nos ha instalado en la mayor de las incertidumbres, no debería menoscabar la confianza que necesitamos, más que nunca, en nuestra propia capacidad de adaptarnos a esta nueva situación.

Vivimos un momento histórico y desconocemos si conllevará o no (lo más probable es que haya un antes y después) un cambio de modelo social y económico. Hasta ahora las grandes disrupciones económicas y sociales han sobrevenido por desastres naturales (terremotos, huracanes) catástrofes generadas por el hombre, problemas de naturaleza financiera o bien, por conflictos armados, pero el que vivimos actualmente desde marzo de este año, no tiene precedentes, al estar provocado una pandemia. Afecta a todo y a todos. Sin distinguir fronteras, ideologías o nivel de vida.

Es una crisis global que nos está abocando cada día a corregir el rumbo.En este contexto, las empresas tenemos un papel fundamental y una responsabilidad directa con la sociedad como generadores riqueza y empleo. Es, por ello, que tenemos que, entre otras cosas, planificar (si es que el significado del verbo es compatible con la COVID 19) la continuidad de negocio.

Las empresas hemos de gestionar la crisis apostando por decisiones rápidas, con plazos de ejecución y ajustando los procesos para que la actividad de la empresa se mantenga a flote. Y el liderazgo o la actitud para orientar la organización y sobre todo, transmitir – de manera que ésa sea la percepción de los clientes, proveedores y empleados – que están en buenas manos, van a ser fundamentales.

La nueva situación obliga a las empresas a reiventarnos casi a diario en nuestra relación con los empleados, los clientes, los proveedores … todo ello siendo parte de un mundo tan globalizado que, como como ha puesto de manifiesto la COVID 19, independientemente de donde se origine geográficamente, su efecto y sus impactos son igualmente, globales.

Como ciudadanos, creo que nuestra obligación debe ser asumir un mayor nivel de responsabilidad y adaptabilidad, una exigencia que en mayor medida en la situación actual, debemos inexcusablemente trasladar a quienes nos gobiernan, a quiénes tiene la obligación y el deber de garantizar nuestro futuro como sociedad de progreso. En un escenario tan amenazante y tan revuelto, la Política con mayúsculas tiene que ser, junto al consenso, la primera de las vacunas contra la proliferación de la propaganda y los intereses partidistas. No hay otra manera de remontar el descenso.

“Las empresas hemos de gestionar la crisis apostando por decisiones rápidas, con plazos de ejecución y ajustando los procesos”

Entre tanto, desde que se inició en origen como una crisis sanitaria, muchos sectores productivos y empresariales están dando un ejemplo de sacrificio y buen hacer,  (mención aparte merece la impagable labor del sector sanitario), continuando con su actividad en las nuevas condiciones. Ejemplo de ello: nuestro sector agroalimentario, que se ha revalidado como sector estratégico y se ha mantenido por encima de los vaivenes y del caos de la pandemia, abasteciendo sin interrupciones, con plenas garantías, a todos los consumidores. El proceso productivo desde el invernadero hasta el punto de venta se ha mantenido intacto.

Seguro que el coronavirus seguirá formando parte de nuestras conversaciones por un tiempo.

No obstante, otros dos ámbitos estarán sin duda también presentes en muchas de ellas: porque la economía sufre el impacto de los contagios. Y es evidente que el bajón anímico de tantos contagios, de tantas muertes, del propio estado de alarma, se han replicado en la actividad empresarial, en la economía.

La COVID 19 está poniendo a prueba a nuestras empresas; en muchos aspectos, por ejemplo, en nuestro propio compromiso como empresarios y como empresa, en el compromiso de cada uno de nosotros y en cómo somos de responsables individualmente y en equipo.

Nos vamos a transformar no solo acelerando el uso ya imprescindible de las nuevas tecnologías o de pensar en digital, sino también en nuestro comportamiento o actitud en la empresa.

Seguramente seremos mucho más competitivos (el AVE a Almería se hace más imprescindible) pero apreciaremos más otras cosas cercanas o de nuestro entorno que antes valorábamos menos. Relativizaremos algunas necesidades y daremos más importancia a valores como la solidaridad, el esfuerzo, el reconocimiento… El coronavirus es un reto para todos, para todo y también para los negocios. Es cierto que ha hecho trizas todos los planes, cualquier previsión con el añadido que no desconocemos qué va a pasar.

Pero estoy convencido que para las empresas el objetivo prioritario seguirá siendo generar riqueza y mantener y/o crear empleo.

Con esa disposición y por supuesto, con el marco adecuado y el máximo apoyo para reimpulsar las empresas, nos iremos recuperando de este duro golpe y más cuando haya una vacuna disponible, recobraremos la confianza y el mercado seguirá funcionando.

Como presidente de la Cámara de Comercio, espero y confío en que las empresas almerienses (todas forman parte de nosotros) nos sintáis cerca; nuestra vocación y principal obligación es prestar servicios y apoyar a las empresas: Nuestra prioridad es que cada empresa, a que se dirija a nosotros, encuentre respuesta a lo que busca o necesita. Manteniendo las distancias, las medidas y con la tecnología como aliada, queremos estar lo más cerca posible de las empresas y entre todos, recuperar el futuro.

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