Editorial

La Levantá 2021

  • Manuel María López Arcas. Presidente de Tertulia Cofrade

Manuel López Arcas Manuel López Arcas

Manuel López Arcas

Otra primavera llega a nuestras vidas, y de nuevo de una forma bien distinta a como nos gusta y, sobre todo, a como la conocemos desde siempre.

Una nueva primavera donde –cuando salga esta revista a la calle será Domingo de Ramos– volveremos a tener ese vacío tan grande en el corazón por no tener a nuestras cofradías en la calle, y nada ni nadie nos lo podrá llenar.

He de agradecer al Consejo de HHCC, al Excmo. Ayuntamiento y a las Hermandades, que hayan pretendido paliar ese hueco con la creación de “La Pasión según Algeciras”, intento de recordar qué es Semana Santa y que la vida debe de seguir hacia adelante. De una forma distinta, pero que debe seguir.

Pero miramos hacia atrás y nos echamos a temblar, miramos para atrás y vemos todo el sufrimiento que muchos de nosotros hemos padecido o estamos padeciendo por culpa de este enemigo invisible que nos está robando el sentido de vivir, que puede hacer que hasta la fe se tambalee en nuestros corazones.

Es aquí cuando la fe verdadera tiene que salir de nosotros, de nuestro interior, e intentar luchar con todas las armas que Dios nos regaló para acabar con esta pandemia, que nos está quitando a familiares, amigos, padres, madres y, en ocasiones, hasta hijos.

Ahora ha llegado el tiempo de meditar, de saber qué es lo que realmente tiene valor en este precioso don que nos fue otorgado que se llama vida. Si debemos seguir mirando solo por uno mismo o ha llegado el tiempo en que debemos de mirar por los demás, de estar más unidos que nunca, mas juntos, más solidarios y utilizar menos el YO y más el NOSOTROS.

Es tiempo de no eludir a las personas que están a nuestro lado, es tiempo de compromiso para ayudar a tantas miles de personas que este virus ha dejado sin empleo, sin futuro y, lo peor, sin ganas de seguir “andando”.

Pensemos en nuestros hijos, en nuestros nietos, en las futuras generaciones que ocuparán nuestro lugar en el mundo. Tenemos la obligación de dejarles un mundo muchísimo mejor que el que estamos viviendo, donde muchos de los valores que teníamos y nos enseñaron nuestros antecesores se han perdido.

Y aquí es donde las hermandades entran en juego, dando todo lo que están dando, trabajando codo a codo con Cáritas Parroquial, buscando de entre sus pequeños recursos económicos el poder aportar cada día más, pues las “colas del hambre” siguen aumentando.

Necesitamos regenerar esta sociedad. Sé que ahora habrá gente que se aproveche de esta situación y con la excusa de generar empleo, abusarán para enriquecerse más y más a cuenta de la “necesidad” de los demás. También es tiempo de luchar contra todas esas injusticias y erradicar de nuestras vidas la avaricia y el egoísmo.

Es el momento de las Enseñanzas de Jesús, que se dejó torturar y crucificar para librarnos de todos los pecados; es el momento de cogerle la mano a su Santa Madre y aprender de Ella su abnegación, lealtad y compromiso con el género humano. No es tiempo de hablar, es tiempo de actuar.

Debería haber hablado, como sería de recibo, de mi querida Tertulia que cumple veinticinco años de vida; debería haber hablado de cómo ha llegado hasta aquí, y las muchas cosas que ha hecho por nuestra Semana Santa; pero, ante la situación que estamos viviendo, no me ha salido del corazón.

Llegará, seguro que llegará, un 2022, en que todo vuelva a ser lo más parecido a como celebrábamos este tiempo. Volveremos a hablar de saetas, oler incienso y sentir en la cara los rayos de sol impregnados con aroma de azahar, y será el tiempo también de recordar a los que ya no estarán junto a nosotros porque se habrán quedado en el camino marcado por este virus.