Salud y Bienestar

La salud mental: el gran enemigo silencioso de la sociedad

  • Durante el primer año de pandemia del coronavirus casos de ansiedad y depresión a nivel global se incrementaron en más del 25 % 

Psicólogos

Psicólogos / M.G.

En España, recientes datos de la Oficina del Parlamento Europeo, en respuesta a la Unión Europea, arrojan resultados nada esperanzadores para el presente y el futuro de la salud mental: uno de cada seis europeos ya cuenta con algún trastorno de tipo mental y hasta uno de cada cuatro padecerá alguno durante su vida. De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud alerta sobre el crecimiento de la conocida popularmente como ‘pandemia silente, destacando que los casos de ansiedad y depresión a nivel global se incrementaron en más del 25 % en el primer año de la pandemia del coronavirus. Esta pandemia ha tenido no solo consecuencias a nivel de mortalidad, a nivel económico o social, sino que su alcance sigue latente.

“A medida que el mundo vive con los efectos de largo alcance de la pandemia de Covid-19 y aprende de ellos, todos debemos reflexionar sobre uno de sus aspectos más llamativos: el enorme costo que ha supuesto para la salud mental de las personas. Las tasas de trastornos que ya son comunes, como la depresión y la ansiedad, aumentaron un 25% durante el primer año de la pandemia, sumándose a los casi 1,000 millones de personas que ya sufren algún trastorno mental. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la fragilidad de los sistemas de salud que intentan atender las necesidades de las personas con trastornos mentales, bien sean de reciente aparición o preexistentes”. Este era el mensaje lanzado por Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, insistiendo en el hecho de que los entornos responsables de nuestra salud mental deben modificarse, construyendo nuevos servicios para tratar estos trastornos y que la cobertura sea extensible a todos los grupos sociales.

El Parlamento europeo también destacaba el pasado 5 de julio que el 64 % de la población joven en edades comprendidas entre los 18 y los 24 años padecían riesgo de depresión en el año 2021. Causas como la precariedad laboral, económica y educativa, sumadas al aislamiento social derivado de la pandemia, acentúan los trastornos en este grupo poblacional. La necesidad de una considerable inversión en salud mental se vuelve apremiante si tenemos en cuenta que, tal y como recoge el documento remitido por el Parlamento, este no llega ni siquiera al 3 % del gasto total de lo invertido en el campo sanitario.

Los profesionales sanitarios son conocedores de la repercusión negativa que tiene en la sociedad los problemas de salud mental, afectando a todos los estamentos, dado que acarrea grandes dificultades en estos pacientes para el rendimiento laboral, las tareas cotidianas o, incluso, la capacidad de relacionarse con su entorno más cercano. La salud en general no puede entender sin la salud mental, dado que la primera no puede existir sin la segunda. Desde la sanidad es fundamental los mensajes lanzados de prevención, atención y cuidados en este campo, pero los equipos sanitarios necesitan medios para ello.

Visto en perspectiva nacional, el problema de la salud mental es un problema extendido a nivel mundial, pero en nuestro país además adquiere demasiados agravantes que ponen en peligro a las personas que padecen este tipo de trastornos. Existe una enorme diferencia entre España y determinados países europeos, donde el número de psiquiatras o psicólogos clínicos por la ratio de pacientes se duplican en comparación a los disponibles en el sistema sanitario público español. También es importante el tratamiento social que reciben estos pacientes, siendo nuestro país uno de los territorios con mayor índice de porcentaje de personas trabajadoras que se ven obligadas a cumplir con estas obligaciones, a pesar de contar con diagnóstico desfavorable.

Los especialistas advierten de la importancia de la prevención como uno de los mecanismos claves para controlar los trastornos mentales, dado el alto número de afecciones que con una adecuada prevención pueden llegar a no manifestarse. La edad media de aparición de trastornos mentales se sitúa actualmente en los 14,5 años, siendo por ello clave la prevención desde la temprana infancia. La posibilidad de incluir dentro de las aulas asignaturas o cursillos, que alerten y pongan en conocimiento de los jóvenes aspectos relacionados con la salud mental, sirven de mecanismo para tratar el problema desde su raíz. Dotar a los más pequeños de pautas como pedir ayuda o no discriminar son herramientas que ayudan a retrasar o eliminar diversos trastornos.

La sociedad debe concienciarse de las repercusiones del incremento de este tipo de trastornos, dado que contienen un impacto enorme en los diferentes niveles que la componen. Es el caso de las consecuencias económicas, ya que aspectos como la pérdida de productividad, suponen un aumento asimismo de los costes. De hecho, en la actualidad, sigue siendo más rentable contratar psicólogos, psiquiatras y especialistas de este campo de la salud que continuar con este incremento de casos clínicos. Los entornos laborales son un gran hervidero de aparición de este tipo de afecciones, por lo que los especialistas inciden en la responsabilidad de las empresas de crear nuevas pautas que promuevan la salud mental.

Por todo ello, las personas cuentan con capacidades de afrontar obstáculos, dificultades y retos de la vida diaria siempre que se cuente con una buena salud mental. Es fundamental en la sociedad actual no ya solo no encontrarse afectado por estos trastornos, sino llevar una vida plena basada en la salud psicológica. La prevención, la protección y la promoción de la salud mental seguirá siendo la base de una sociedad sana y productiva, a pleno rendimiento.