El Papa apuntala su sucesión con el nombramiento de 21 cardenales
Francisco refleja en estos nuevos cargos su deseo de una Iglesia descentralizada No hay ningún español, pero sí uno procedente de Irán
Los diez días de octubre de 1582 borrados de la historia
El papa Francisco anunció este domingo el nombramiento de 21 nuevos cardenales, apuntalando de este modo su sucesión en un futuro cónclave y reforzando el peso de Sudamérica, con cinco purpurados elegidos en Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Brasil.
Los cardenales, el más distinguido nombramiento de la Curia, son los encargados de elegir en cónclave al sucesor de un Papa tras su muerte o renuncia, pero sólo tienen derecho a voto si no superan los 80 años. Su edad, por ende, los divide en electores y no electores.
En la actualidad, según datos de la Santa Sede actualizados el 28 de septiembre, en el Colegio Cardenalicio hay 235 cardenales, pero sólo 122 podrían acceder a la Capilla Sixtina si mañana tuviera lugar un cónclave repentino para votar a un nuevo pontífice.
De estos, los “electores” nombrados por Francisco ya eran 92, una abrumadora mayoría frente a los 24 de Benedicto XVI y los 6 que sobreviven de Juan Pablo II, pero con el anuncio de ayer, los purpurados del Papa argentino ascenderán a 112.
El Papa se asomó como cada domingo a la ventana del Palacio Apostólico para el rezo del Ángelus y, una vez concluido, proclamó -por sorpresa, como siempre- la convocatoria el próximo 8 de diciembre de un consistorio para designar 21 nuevos cardenales.
Veinte de ellos serían electores en un eventual cónclave -algunos incluso muy jóvenes-, mientras que el casi centenario nuncio (diplomático) italiano Angelo Acerbi será la excepción.
Un cuarto de los elegidos procede de Sudamérica, el continente del pontífice: el arzobispo de Lima, Carlos Castilo Mattasoglio, de 74 años; el de Santiago de Chile, Fernando Natalio Chomali Garib (67); el de Santiago del Estero y primado argentino, Vicente Bokalic Iglic (72), y el de Guayaquil, el ecuatoriano Guerardo Luis Cabrera (69). También recibirá la púrpura el arzobispo de la ciudad brasileña de Porto Alegre, Jaime Spengler (64).
Con estos cinco nombres se reforzará el número de sudamericanos electores en el Vaticano: actualmente son 14 (además de otros 13 ya sin voto), pero próximamente algunos superarán el umbral de los 80 años, como el venezolano Baltazar Enrique Porras.
El resto de nombramientos dan fe de sus anhelos de una Iglesia descentralizada y que tiene en cuenta las lejanas “periferias” del planeta. Porque su intención, destacó, es “expresar la universalidad de la Iglesia” y anunciar a Dios “a todos los hombres de la Tierra”.
Por eso, entre los nuevos cardenales está el arzobispo de Tokio, Tarcisius Isao Kikuchi; o el de Aviyán, en Costa de Marfil, Ignace Bessi Dogbo; así como los de Argel, Jean-Paul Vesco; de la indonesia Bogor, Paskalis Bruno Syukur; o Teherán, Dominique Joseph Mathieu.
O el obispo de la filipina Kalookan, Pablo Virgilio Siongco David; el arzobispo de la ciudad italiana de Turín, Roberto Repole, o el de Belgrado, Ladislav Nemet.
Un dato curioso es que algunos purpurados son bastante jóvenes: el caso más llamativo es el del ucraniano Mykola Bychok, obispo de la eparquía de San Pedro y Pablo en Melbourne y que sólo tiene 44 años.
Francisco continúa así dejando su impronta en la Curia Romana, eligiendo a los futuros “electores” y apuntalando su sucesión.
Éste de hecho será su décimo consistorio, la ceremonia en la que se “crean” los cardenales, superando por uno a los nueve que ofició Juan Pablo II durante sus largos 27 años de pontificado y duplicando los de Benedicto XVI.
También te puede interesar
Lo último
El balcón
Ignacio Martínez
Trump asusta y contagia
Las dos orillas
José Joaquín León
Trump no es el fin del mundo
Salud sin fronteras
Dana y riesgos sanitarios
Notas al margen
David Fernández
La clase trabajadora abandona a la izquierda