La Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora de los Dolores han vuelto a las calles este Martes Santo tras una espera que se ha hecho eterna. Como todas las procesiones que se han celebrado hasta ahora en Tarifa en esta Semana Santa, muchas personas han esperado a las puertas del la iglesia de San Mateo a que se abriera el portón para que comenzara una nueva estación de penitencia.

La puerta de la parroquia no tardó en abrirse para que pocos minutos después de que la cruz de guía estuviera en la calle apareciese el paso del Santísimo Cristo de la Salud, imagen datada a finales del siglo XVII atribuida a Ignacio González. El crucificado se encontró con la calzada con maestría, guiado por los capataces José Luis Cepillo, José Antonio Delgado y Antonio Bello antes de ejecutar la primera revirá hacia las estrechas calles más cercanas al castillo de Guzmán el Bueno. El acompañamiento musical corría a cargo de la banda de cornetas y tambores Caridad, de Vélez-Málaga.

El paso de los Dolores también fue acogido con cariño y devoción por tarifeños y turistas que ya se dejan ver por la ciudad. La cuadrilla está comandada por los capataces por José Luis Cepillo, Antonio Vaca y Fernando Bravo con la música de la banda Pintor Manuel Reiné de Tarifa, que estrenó en procesión la marcha ¡Dolores...al cielo de Tarifa!, compuesta por José Antonio Sánchez de Ascencao.

La Virgen estrenaba este año su manto restaurado y una saya de una donación anónima.

Uno de los elementos más característicos del patrimonio de la Salud es el gorrión, como de forma cariñosa se le llama a esta insignia de la Hermandad, el SPQR, la más antigua de cuantas procesionan en Tarifa, aunque su origen es pagano. El ave que la culmina es un águila y al mástil se añade una corona de laurel y una leyenda con las iniciales SPQR (Senado del pueblo romano). En tiempos del Imperio Romano, esta insginia encabezaba a las legiones.

En el siglo XVII, con la teatralización de la Semana Santa, se comenzaron a crear formaciones de soldados romanos para participar en los desfiles procesionales y, con ellos la insignia SPQR, que quedó para la posteridad, aun cuando en muchas hermandades desaparecieron estos grupos. La hermandad tiene previsto restaurar esta insignia.