Devoción en San Roque por el Cristo de la Caña

La Semana Santa de San Roque vivió este martes la procesión del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Esperanza, hermandad que cuenta con una de las tallas más históricas de la ciudad, la del Cristo de la Caña, que llegó en 1715 desde Gibraltar tras la ocupación británica. En el Peñón se veneraba como el Cristo de la Columna y es de autor desconocido.

El trono del Cristo lucía el tradicional monte de claveles rojos como exorno floral, mientras que la Virgen de la Esperanza, portada por 56 mujeres, estrenaba trono en proceso de ejecución, mostraba un exorno con floral con tonos blancos y rosas. La dolorosa estrenaba una saya del siglo XVI del Imperio Otomano bordada en oro. El acompañamiento musical corrió a cargo de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, de Estepa (Sevilla).

La salida desde la parroquia de Santa María la Coronada fue uno de los momentos más destacados de la estación de penitencia, aunque también los momentos previos a la procesión. La hermandad del Cristo de la Caña forma parte de la iniciativa denominada Lágrimas de vida, en la que se enciende un cirio en pro de las donaciones de órganos. Este año la encargada de hacerlo ha sido la abuela de Sara, la pequeña de ocho años de San Enrique de Guadiaro que sufre leucemia y que permanece ingresada en Málaga a la espera de un donante compatible.

También se recordó al escultor Ángel Ortega, hijo del imaginero Luis Ortega Bru, recientemente fallecido. La hermana mayor de la cofradía, Amelia del Castillo, explicó que estaba trabajando en el nuevo trono de la Virgen de la Esperanza, pero que la muerte del artista ha dejado un trozo sin terminar que permanecerá inacabado en su memoria.