Angustias

La maestría y juventud, siempre presentes con las Angustias

  • La Piedad luce en todo su esplendor, con un adorno floral exquisito

Una vez más, el tiempo se alió con la Señora de las Agustias para permitir su Estación de Penitencia y el disfrute en la calle de sus cientos de devotos que llenaron las inmediaciones de la capilla de la Visitación, minutos antes de las ocho de la tarde.

Grandiosa fue la salida de este magnífico trono, cita destacada del ecuador de la Semana Santa sanroqueña. Al repique de campanas se abrieron las puertas y con la mayor expectación salió la Cruz de Guía. A continuación, los penitentes. Medio centenar de pequeños penitentes azules y blancos, algunos bebés en brazos de mayores se alinearon a ambos lados de la calle. Posteriormente, las mantillas y finalmente, apareció la Virgen, como siempre bellísima, exquisitamente engalanada con rosas rosas palo, con una rosa roja en el centro, símbolo de la sangre que derraba el Cristo que se apoya en su madre. La candelería de plata con velas lilas y encendida, hacía aún más bella la imagen. El camarista, Javier Galiardo, recibió un año más las felicitaciones de los hermanos y allegados.

Los cargadores, como siempre volvieron a estar a la altura en la ajustada salida del templo, en el que la maestría de los más veteranos y el empuje de los jóvenes, se unieron en una mezcla perfecta y en pocos minutos la Piedad estaba en la calle. Antes y para mayor espectáculo, se produjo un cruce entre las dos bandas de música, que ayer acompañaron a la imagen: la banda de churriana de la Vega (Granada) y la de Sanlúcar de Barrameda.

En la misma puerta y como testigos a los ancianos del asilo, que custodian esta Virgen, los cargadores dieron una vuelta a la imagen en la misma puerta de la capilla, para continuar su recorrido por la calle Málaga.

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