Actualizar el PGOU y el Peprich, impulsar los desarrollos de Fábrica San Carlos y polvorines, afrontar la rehabilitación del Ayuntamiento y la puesta en marcha del tranvía... Hoy, Día Mundial del Urbanismo, su responsable en el Ayuntamiento , Claudia Márquez, habla de los retos a los que La Isla se enfrenta en este mandato.

-¿Se ha equivocado La Isla con su desarrollo urbanístico?

-En esta ciudad ha pasado lo mismo que en muchas otras: que no se ha tenido una visión global. Se han desarrollado áreas sin una visión de futuro, como si fueran elementos aislados y no como un conjunto que pertenece a un término municipal muy complejo y que, además, se incluye en un área muy particular que es la Bahía de Cádiz. Además, los planes urbanísticos con el desarrollo tan largo que tienen en el tiempo no han sido capaces de asimilar los cambios que se han ido produciendo. Eso se ha notado especialmente en las zonas de costa, aunque aquí, gracias al Parque Natural, no se ha dado. Es curioso, porque siempre se ha dicho que el Parque era un freno para La Isla pero yo creo que ha sido también un elemento que nos ha preservado de los errores que se han cometido en otras ciudades. Ahora, afortunadamente, disponemos de un término municipal con unos valores ambientales únicos que pueden aprovecharse de manera sostenible y que pueden dar una gran calidad de vida.

-Pero, desde la perspectiva actual, cabe preguntarse si los desarrollos residenciales que se impulsaron en Camposoto y La Casería fueron el modelo correcto.

-En un lado, en Camposoto, se optó por un modelo extensivo y, por otro, en La Casería, se apostó por actuaciones en altura. No había un equilibrio en este sentido. Se abordaron desarrollos muy dispares en distintas zonas, a lo mejor sin un enfoque que pudiera enlazar un desarrollo que tuviera una idea, un criterio, una planificación en el conjunto de la ciudad. Son zonas que se han visto sectorizadas y que ahora -donde no se han completado estos desarrollos- hay que replantearse para asegurar unos desarrollos óptimos.

-Precisamente en las últimas semanas se ha dado un impulso al proyecto de reparcelación de La Albenda y se ha empezado a tramitar un estudio de detalle para la zona de Camposoto que queda pendiente de desarrollar. ¿Significa eso una reactivación?

-San Fernando es un municipio de una calidad considerable, con unas infraestructuras y unas zonas bien desarrolladas, pero hay zonas en las que parece que estamos en un espacio de diseminado, como pasa en esta zona de Camposoto. Lo que hemos hecho, desde el minuto uno, es retomar todas estas actuaciones pendientes para ponernos al día: La Albenda, Torrerredonda... Ahora se están dando pasos. Nos hemos sentado con los vecinos y nos hemos encontrado con que la mayoría de ellos ni siquiera sabía cómo quedaba su parcela. Ha habido una falta de comunicación con la ciudadanía y eso ha dado problemas.

-En La Casería, en el otro extremo, hay tres torres construidas pero también otras cuatro pendientes, que siguen previstas en el plan parcial.

-El plan parcial contempla cuatro torres más. Y también hay contemplado un desarrollo de los terrenos de Fábrica San Carlos (FSC) con cierta altura. Es cierto que la ubicación de estas otras cuatro torres tiene menor incidencia, no ocurre como las primeras que se exhiben plenamente de cara a la Bahía. Desde el Ayuntamiento, con el servicio de planeamiento, se está valorando todo lo que está en ese plan parcial, que no está desarrollado por completo. Estamos sopesando si ese desarrollo es viable y habrá que ver también si la ciudadanía es lo que quiere. Y siempre teniendo en cuenta que hay tres torres que existen ya y que eso es una situación que no va a cambiar. Porque, a lo mejor, ir ahora a un desarrollo extensivo en horizontal tampoco tendría mucho sentido.

-De hecho, había más torres previstas en el desarrollo de los suelos de FSC.

-Hay un edificio con más altura, que es el hotel, y otros que también tienen cierta altura, con nueve o diez plantas. Por eso digo que hay que mirar todo ese desarrollo en su conjunto. La Casería es además una zona muy interesante, por sus valores ambientales y paisajísticos. Y va a estar en una zona muy interesante por la puesta en marcha -cada vez más- del hospital de San Carlos. Es una zona que va a sufrir una gran transformación en San Fernando porque el hospital va a ir incrementándose en actividades, en funciones y afluencia de usuarios. Toda esa zona va a tener mucho desarrollo, va a ser un gran cambio.

-¿Y los polvorines?

-Esos suelos serían la envidia de cualquier municipio. Tienen unos valores increíbles: paisajísticos, ambientales, patrimoniales, por su morfología... Ahora estamos retomando el convenio, que no se ha determinado como caduco porque no se ha solicitado así por ninguna de las partes, pero las fechas y los plazos que se establecieron en el convenio han pasado ya. Así que hay que volver a retomarlo y repasarlo con todos los propietarios.

-En conjunto, todo ese desarrollo contempla la construcción de cientos de viviendas. ¿Tiene sentido eso en la actualidad?

-La demanda de vivienda siempre debería existir porque no pretendemos que la gente se vaya sino que se quede aquí y que incluso venga de fuera a quedarse aquí porque la ciudad es suficientemente atractiva para venir. Así que, evidentemente, hay que tener contemplado siempre un desarrollo de viviendas. Pero claro hay que equilibrar, es decir, hay que generar un tejido para poder insertarse, para poder tener una actividad, un desarrollo familiar, profesional y personal. No se pueden construir viviendas así porque sí.

-Del Plan General de Ordenación Urbana se ha dicho que, como tardó tanto tiempo en tramitarse, cuando entró en vigor estaba obsoleto en muchos de sus aspectos porque la realidad de la ciudad había cambiado.

-En muchos aspectos, sí. Un planeamiento tiene que renovarse. Son documentos vivos. Hay por ejemplo cosas como la movilidad, los planes de vivienda o las medidas de sostenibilidad y de eficiencia energética que se han esbozado en el PGOU pero en las que hace falta avanzar, dar un paso más. Nos estamos reuniendo con expertos y empresas que llevan este tipo de temas para ver todos esos puntos que queremos incluir y abarcar este tipo de modificaciones. Hemos estado incluso echando mano al avance del Plan, para ver todo lo que se había propuesto inicialmente. Hay muchas y muy buenas propuestas que son interesantes. Teniendo en cuenta todo eso iremos ampliando e integrando la documentación que aparece en el PGOU con modificaciones puntuales y generando todos los nuevos documentos que sean necesarios.

-También se ha hablado mucho de la revisión del Peprich, del Plan del Casco Histórico, sobre todo para dar más facilidades al comercio.

-Lo estoy releyendo de arriba abajo. El problema del Peprich, que es el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico, es que no está protegiendo nada porque al no haber ningún tipo de desarrollo, por mucho que instemos a la propiedad y sancionemos, hay muchos edificios que se nos están viniendo abajo y eso va en deterioro del valor patrimonial y de las características patrimoniales del centro. Si no consigues que un centro se dinamice y vaya dando pasos hacia delante no estás protegiendo, porque lo que tienes en valor se te está viniendo abajo. Hay que retomar el Peprich también para dar más facilidades al comercio, pero teniendo en cuenta que tenemos una configuración de ciudad y de casco histórico a la que hay que sacarle partido por el valor que tiene.

-Le toca coordinar la rehabilitación del Ayuntamiento, que se espera desde hace una década y que va a ser el proyecto estrella del mandato.

-Pues sí. La ilusión que tenemos en el equipo de gobierno por poner en marcha estas obras que se empezaron a tramitar hace quince años es tremenda. Además, se conjuga en este edificio un valor institucional, patrimonial, económico... Intentamos también trasladar a la ciudadanía esa ilusión. Todo está a punto para que las obras puedan empezar. Mañana pasará la adjudicación por pleno.

-Y el tranvía... ¿Hay que volver a convencer a la ciudadanía?

-Hace un año se hicieron las primeras pruebas y la gente lo vivió con ilusión. Era perceptible. La cuestión del tranvía es que tiene que funcionar después de tanto tiempo esperando. Ahora se han dado pasos en firme para la subestación eléctrica y lo que necesita San Fernando es que se ponga en marcha.