Real Club de Golf Sotogrande: 60 años del germen de la exclusiva urbanización

El primero de los 109 campos de golf federados que hay en Andalucía se convirtió en el corazón de un ambicioso proyecto impulsado por el magnate Joseph McMicking

Trent Jones examina las posibilidades de la finca Paniagua para la construcción del campo de golf.
Trent Jones examina las posibilidades de la finca Paniagua para la construcción del campo de golf.
Pedro Ingelmo

San Roque, 13 de julio 2025 - 11:57

El Real Club de Golf de Sotogrande celebra su 60 aniversario como pionero y símbolo del desarrollo turístico del sur de España. Inaugurado en 1964, este campo fue el primero diseñado en Europa por el prestigioso arquitecto estadounidense Robert Trent Jones y se convirtió en el corazón de un ambicioso proyecto impulsado por el magnate Joseph McMicking, que encontró en una finca de San Roque junto al río Guadiaro la ubicación ideal para dar forma al germen de la actual urbanización.

Con el agua que consumen los 109 campos de golf federados que hay en Andalucía se podría abastecer una ciudad de un millón de personas. Los números no engañan: un metro cuadrado de césped se bebe al año entre 1.500 y 2.000 litros de agua. La memoria del plan hidrológico 2022-2027 nos dice que el golf se lleva el 2% del consumo de agua de la región. Sus defensores dirán que qué es eso en comparación con los 5.500 millones de euros que genera, los 700.000 turistas que atrae y los 51.000 empleos que viven de un modo u otro de los palos y los hoyos.

Nada de esto estaba en la cabeza de Joseph McMicking en 1962 cuando envió a uno de los ejecutivos filipinos de la compañía de su esposa, Ayala, perteneciente a la todopoderosa familia Zobel y con sede en Manila, a que le buscara por el sur de Europa un sitio donde hubiera mucha agua y que tuviera no menos de un kilómetro de frente marítimo. El empleado al que se le encargó la tarea se llamaba Fredy Melian y fue debido a que la compañía Swissair le había obsequiado con unos billetes de avión a España como premio por ser unos de sus clientes más fieles. Es cierto, Melian viajaba mucho, pero nunca había estado en España, que era de donde procedía su familia. Y fue por eso que McMicking le dijo oye, pues ya que estás...

Melian se tomó a conciencia el encargo. Alquiló una moto y recorrió todo el litoral. La primera propuesta fue ambiciosa: Formentera. ¿Qué parte? Toda, la isla entera. McMicking y su familia política nadaban en dinero, pero le pareció abusivo y quizá pensó que en una isla tan pequeña lo mismo las pelotas de golf se le caían al mar. Así que Freddy siguió bajando sin encontrar nada al gusto de su jefe. Hasta que se topó con la finca Paniagaua, donde el río Guadiaro desembocaba en la frontera entre el Atlántico y el Mediterráneo. Bingo.

Melian fue premiado con la primera casa de lo que hoy es Sotogrande y el lugar encandiló tanto a los McMicking que se amplió y devoró las fincas colindantes, incluida aquella en la que se encontraba el hostal El León, que pasaría a ser el primer hotel del complejo, el conocido como el hotel Tenis por sus pistas, que eran otra gran novedad.

Pero McMicking tenía claro que su nueva propiedad española se tenía que desarrollar en torno a un campo de golf. Por entonces en España, donde apenas había practicantes de este deporte, solo existían los campos de golf de Puerta de Hierro en Madrid y unos cuantos en el norte para los adinerados veraneantes de Cantabria y San Sebastián. McMicking iba a dejar en pañales aquellos campitos porque él tenía un plan en la cabeza y un amigo para hacerlo realidad.

El amigo era Paul Trent Jones, un norteamericano que en su juventud había sido un aceptable jugador, pero no lo suficiente para ganar nada importante, por lo que había redirigido su carrera profesional hacia el diseño de campos de golf. Se asoció con una leyenda de este deporte, Bobby Jones, que había ganado tres open británicos y cuatro Open USA en los años 30. Entre los dos poblaron Estados Unidos de campos de golf y lo convirtieron en un deporte popular. Suyos son los hoyos 11 y 16 del campo de Augusta, por si les suena de algo.

De modo que McMicking se lo trajo a España y Trent Jones vio las enormes posibilidades que daba el paraje. El Real Club de Golf Sotogrande era su primer campo en Europa por lo que estaba dispuesto a lucirse y McMicking estaba dispuesto a pagar lo que hiciera falta. Trent Jones estaba convencido de poder lograr su obra maestra con su sello de marca, la integración del campo en la naturaleza. Y el verde sería el verde más verde: césped bermuda 419, planta viva de textura fina, gran densidad de hojas y necesitada de mucha, mucha agua.

El campo era una realidad y en 1966 se celebró el primer gran campeonato internacional, que se lo llevó el argentino De Vicenzo en dura competencia con una joven promesa de este deporte, un tal Jack Nicklaus. El éxito animó a otros inversores y el desarrollo turístico de la Costa del Sol vino acompañado de mucha bermuda 419, al punto que a día de hoy solo en la provincia de Málaga se contabilizan 70 campos de golf, frente a los 22 de la provincia de Cádiz.

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