La mejor ópera del Teatro Real aparca en San Roque
La Carroza del Real recalará en la Plaza de las Constituciones este 12 de julio con un recital gratuito de ópera y zarzuela para todos los públicos, en un intento por desterrar los viejos prejuicios y acercar la emoción de la lírica a quien aún no sabe que ya la ama
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Un tráiler de cinco toneladas, con embocadura, telones y alma de teatro, llegará este sábado a San Roque. Pero no viene cargado de mercancía, ni de mudanzas, ni de turistas. Viene cargado de Verdi, de Puccini, de Bizet. Viene cargado de emoción. Viene, sobre todo, a desmontar mitos: que la ópera es solo para ricos, que hay que saber italiano o alemán, que uno no está hecho para eso. Mentira. Basta con tener oídos y algo de corazón.
Este sábado, 12 de julio, a las 22:30, la Plaza de las Constituciones será el lugar en el que el Teatro Real desplegará su escenario rodante —La Carroza del Real— para ofrecer un recital lírico gratuito de setenta minutos, con piano y cuatro voces que cantarán a la vida, al amor, a la pérdida y al deseo. Sí: todo eso cabe en una plaza. Incluso en una noche de verano.
El repertorio, cuidadosamente elegido, es una puerta de entrada perfecta al universo operístico: desde la sensual Habanera de Carmen hasta el brindis festivo de La Traviata, pasando por el popular dúo de flores de Lakmé o el aria No puede ser de La tabernera del puerto. En el programa también suenan Chopin, Mozart o Bellini. Como una cata de quesos para quien no sabía que le gustaba el queso. Solo que aquí el maridaje lo pone el piano.
Al igual que ya hiciera Federico García Lorca hace más de nueve décadas con La Barraca, que acercaba los clásicos del teatro a toda España, el Teatro Real se ha vuelto a marcar el reto de sacar la ópera a la calle con un escenario itinerante.
La iniciativa forma parte del proyecto Cerca de ti del Teatro Real, que desde 2021 ha recorrido media España con su escenario itinerante inspirado en la mítica Barraca de Lorca. Aquel proyecto republicano quiso llevar el teatro del Siglo de Oro a los pueblos más olvidados. Ahora, el Real recupera el espíritu y lo viste de arias y zarzuela, para que el arte no se quede encerrado en los templos, sino que cruce puentes, fronteras y prejuicios.
Porque sí, lo sabemos: la ópera asusta. Parece lejana, difícil, elitista. “No es para mí”, pensamos. ¿Pero no hemos sentido alguna vez ese escalofrío con una canción? ¿No nos hemos emocionado sin entender la letra? Pues eso es la ópera: teatro con música. Y todos tenemos una ópera que nos espera, aunque todavía no lo sepamos.
San Roque será este sábado una de esas ciudades donde la ópera deja de ser un lujo y se convierte en un derecho. En un espejo. En una emoción compartida bajo el cielo. A veces, la alta cultura llega en tráiler y se aparca sin complejos frente al Ayuntamiento. Y entonces, si uno se atreve a mirar, se ve a sí mismo entre bastidores. Más humano. Más vivo.
¿Qué hace falta para ir? Nada. No hay que pagar entrada, ni llevar corbata, ni saber cuándo aplaudir. Solo hay que ir con ganas. Con eso basta. Lo demás lo pone Verdi. Y la brisa de poniente. Y esa plaza sanroqueña, tan blanca, tan imponente, que este sábado, sin moverse, se sentirá un poco Milán, un poco Viena, un poco Madrid. Y un poco más ella misma.
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