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Hay muchos trastornos de la conducta alimentaria que, aunque cuentan con mucho trasfondo, se manifiestan más en los meses de verano. El caso de la anorexia y la bulimia nerviosa, dos trastornos que comparten algunos síntomas, aunque tienen características y comportamientos distintos, y que conviene conocer para detectarlas lo antes posible.
“La anorexia y la bulimia nerviosa son dos trastornos alimentarios que presentan muchas semejanzas, motivo por el que a algunas personas les cuesta diferenciarlas. Las principales son: preocupación extrema por el peso y la forma corporal, distorsión de la imagen corporal, consecuencias graves para la salud física y mental, riesgo de complicaciones médicas y psicológicas, incluyendo la muerte en casos muy graves”, detalla en este sentido Joan Francesc Serra i Pla, psicólogo clínico especialista en el ámbito infantojuvenil, adjunto en el Hospital Quirónsalud Digital.
Preocupación extrema por el peso y la forma corporal o distorsión de la imagen corporal, son algunas de las características comunes de la anorexia y la bulimia nerviosa
Eso sí, este experto concreta que, en el caso de la anorexia nerviosa, es característica la restricción de la ingesta alimentaria, de manera que estos pacientes limitan severamente la cantidad de alimentos que consumen, lo que lleva a una pérdida de peso significativa; a la vez que les distingue un miedo intenso a ganar peso, y a pesar de estar por debajo del peso normal; distorsión de la imagen corporal, percibiendo su cuerpo más grande de lo que es en realidad, y de estar peligrosamente delgados.
A su vez recuerda que las personas con anorexia nerviosa mantienen rituales alimentarios, como desarrollar hábitos alimenticios extraños y cortar la comida en pedazos muy pequeños, o evitar comer delante de otros. En el caso de los síntomas físicos apunta a la extrema delgadez; debilidad y fatiga; pérdida de cabello o cabello quebradizo; amenorrea (pérdida de la menstruación) en mujeres; piel seca y amarillenta; aparte de la intolerancia al frío.
En el caso de la bulimia nerviosa este psicólogo clínico especialista en el ámbito infantojuvenil, adjunto en el Hospital Quirónsalud Digital, recalca que se reconoce por episodios de atracones (consumen grandes cantidades de alimentos en un corto período de tiempo, acompañados de una sensación de pérdida de control); para después mantener comportamientos compensatorios y recurrir a conductas como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes, el ayuno, o el ejercicio excesivo para evitar el aumento de peso.
Son personas que también se preocupan por el peso y por la forma corporal, al igual que en la anorexia, aunque en la bulimia nerviosa aquellos que la padecen pueden tener un peso normal o incluso sobrepeso, a pesar de sus comportamientos extremos, según prosigue este experto, a la vez que detalla que estos pacientes manifiestan lo siguientes síntomas físicos: Inflamación de las mejillas y la mandíbula debido al vómito frecuente; erosión del esmalte dental debido al ácido del vómito; problemas gastrointestinales; deshidratación; alteraciones electrolíticas que pueden llevar a problemas cardíacos.
El tratamiento de la anorexia y de la bulimia nerviosa debe constar de un abordaje multidisciplinar en el que intervengan profesionales de diversos ámbitos, Joan Francesc Serra i Pla precisa que, en ocasiones, las terapias son similares y en otras, cada uno de los trastornos requiere un proceso distinto:
Trabajar con un dietista-nutricionista especializado en trastornos alimentarios para desarrollar un plan de alimentación equilibrado, que promueva una relación saludable con la comida; a juicio de este psicólogo es imprescindible una vez que el paciente ha reconocido que tiene una relación problemática con la comida.
Para tratar los problemas de salud derivados de una mala alimentación, se requiere, por un lado, de una supervisión regular de la salud física por un médico para monitorear el peso, los niveles de electrolitos ,y otras funciones corporales críticas; y por otro lado, y en los casos graves, puede ser necesaria la hospitalización o el tratamiento en un centro especializado, con el objetivo de estabilizar el peso y tratar aquellas posibles complicaciones médicas, como la erosión dental o la inflamación esofágica.
Aunque no hay medicamentos específicos aprobados para tratar la anorexia, algunos antidepresivos o antipsicóticos pueden ser útiles para paliar síntomas concurrentes como la depresión, la ansiedad, o los trastornos obsesivo-compulsivos, subraya este psicólogo clínico especialista en el ámbito infantojuvenil, adjunto en el Hospital Quirónsalud Digital; en el caso concreto de la bulimia señala que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), presentes en los antidepresivos, como la ‘fluoxetina’, son eficaces para reducir los episodios de atracones y de purgas, así como para tratar la depresión y la ansiedad concurrentes.
Participar en grupos de apoyo donde las personas puedan compartir sus experiencias y recibir apoyo de otros que enfrentan desafíos similares.
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