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Llega septiembre y con él, la vuelta a las aulas. Vuelta a llevar las pesadas mochilas cargadas de material escolar, los cuales hacen que poco a poco la espalda de los menores se resienta casi sin que se den cuenta. Quienes más lo sufren son los que tiene entre diez y quince años ya que es un periodo vulnerable a padecer dolores de espalda.
Esto se debe a que es una etapa de muchos cambios que van desde el crecimiento propio de la edad, el cual es más bien acelerado, y puede provocar desequilibrios en el desarrollo muscular y esquelético, hasta el añadido del peso que llevan en las mochilas que, cada año que pasa, es mayor. "La transición a la educación secundaria implica un incremento en la cantidad y el peso de los materiales escolares que deben transportarse, lo que puede afectar la salud de la espalda", asegura Antonio Cansino Suárez fisioterapeuta de la Clínica Hoyos (Sevilla) y Salud Mañana (Alcalá de Guadaira).
El uso de mochilas pesadas está asociado con dolor en la espalda, cuello y hombros en niños y adolescentes, por lo que cargar habitualmente con el peso de las mochilas produce fatiga en los músculos, sobre todo en los de esta parte del cuerpo. Esto, a su vez, tiene un daño colateral ya que afecta a la concentración y al rendimiento escolar.
Por otra parte, no se trata tanto del peso, como de la manera en la que los menores usan las mochilas. De esta forma, una mal ajustada conlleva a posturas inadecuadas como encorvarse o inclinarse hacia un lado. Lo mismo sucede si los menores la llevan de un solo asa. Con el tiempo, se producen daños debido a la postura asimétrica que se ha adquirido como hábito.
Por otra parte, la carga de las mochilas, debido a la presión continua en los hombros, afecta a la circulación sanguínea, provocando incomodidad y entumecimiento a corto plazo. Sin embargo, hay otros efectos que produce a la larga de los que no somos conscientes.
La exposición prolongada a cargas pesadas puede aumentar el riesgo de desarrollar dolor de espalda crónico en la etapa adulta y se verán implicados, a largo plazo, los músculos estabilizadores de la columna, la postura y la salud muscoesquelética debido a la tensión constante por soportar el peso.
La inactividad física durante esta etapa puede debilitar la musculatura de la espalda, aumentando el riesgo de desarrollar dolor, por lo que se recomienda la práctica deportiva a estas edades, pero sin pasarse ya que en esta etapa, los adolescentes suelen involucrarse en deportes de alta intensidad, lo que puede conllevar un mayor riesgo de lesiones.
El deporte también es bueno a estas edades para eliminar estrés y ansiedad que son dos factores directamente involucrados en el dolor muscular debido a la tensión que suele provocar el estrés en los músculos.
Por otra parte, es importante el tipo de mochila que vamos a elegir, es decir, que "el tamaño debe ser proporcional al niño, nunca debe ser más ancha que su espalda y además, no debe pasar por debajo de la cintura para evitar una mayor presión sobre la columna de nuestro hijo".
El fisioterapeuta Antonio Cansino también nos aconseja que nos fijemos en las correas ya que "son también un elemento importante a la hora de elegir una buena maleta, por lo que deben tener al menos 4 cm de ancho cada una para una mejor distribución del peso y se recomienda también que estén acolchadas para evitar posibles problemas circulatorios a nivel de hombros y brazos por el peso de la propia mochila".
Además, sería importante buscar un modelo que cuente con un enganche extra en la cintura, lo cual nos permite una mejor distribución del peso, sobre todo en caso de que se tratase de una maleta pesada (que exceda el 10% del peso corporal del niño).
Debes tener en cuenta que la maleta no debe superar el 10-15% del peso del niño. "O lo que es lo mismo", aclara el fisioterapeuta, "un niño de 35 kilos no debe llevar una maleta que pese más de 5.25 kg. Un niño de 50 kg debe llevar una maleta que pese más de 7.5 kg", explica.
El uso de mochilas de ruedas puede ayudar a mejorar la postura, por lo que, en principio, puede prevenir los dolores de espalda a largo plazo. Sin embargo, cuando llevamos una mochila de ruedas, tiramos en un ángulo incorrecto, lo produce tensiones en el brazo, la muñeca y la espalda.
Por otra parte, asegura el fisioterapeuta, "pueden llegar a generar dependencia no permitiendo desarrollar la musculatura necesaria para cargar una mochila convencional cuando sea preciso". En este sentido, recomienda el fisioterapeuta, "es importante evitar arrastrarlas hacia un lado, debido a que esto puede causar desbalance y afectar a la postura".
Por estas razones, es más recomendable el uso de mochilas de ruedas cuando también se usa la mochila convencional y queremos dar un descanso a la espalda con la idea de evitar la fatiga muscular. También en el caso de lesión o alguna discapacidad que impida al menor llevar la mochila en los hombros, así como tampoco es aconsejable cuando el peso de la mochila supera al del niño en un 15%.
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