REDES SOCIALES

Adicción, ansiedad y depresión, el lado más peligroso de Instagram entre los jóvenes

Estudiantes consultan su móvil a las puertas de la Facultad/Carlos Gil

Estudiantes consultan su móvil a las puertas de la Facultad/Carlos Gil

Según el último informe de la Junta de Andalucía, el 93% de los andaluces de entre 16 y 25 años hace uso diario de alguna red social. Instagram se corona como la plataforma digital que más horas nos quita al día: una media de 180 minutos. 

Laboralmente, las ventajas de las redes sociales pueden ser infinitas. Son una herramienta empresarial prácticamente gratuita, un escaparate público y un canal para establecer relaciones globales a golpe de clic. En los últimos años, la publicidad y la creación de perfiles corporativos han hecho de las redes sociales un nuevo mercado.

Este es el caso de Sheila Hernández, fundadora del periódico @es.decirdiario, que actualmente cuenta con más de medio de millón de seguidores siendo el tercer periódico digital más seguido de España en Instagram. Con 792.000 seguidores, la periodista admite que "existe una dependencia profesional cuando tu proyecto laboral depende exclusivamente de ti, pero he aprendido a distinguir entre dependencia sana y dependencia tóxica. Nunca he dejado que las redes sociales me dominen", explica la almeriense.

"El algoritmo de Instagram sigue siendo, en muchas ocasiones, el causante de una gran frustración cuando pones todo de ti, cuando tu cabeza genera ciertas expectativas y por algún motivo que muchos desconocemos, ese post no alcanza el éxito que crees que merece", apunta la joven. "Por ello es muy necesario tener fuerza mental y saber que hay aspectos en esta plataforma que se te escapan, que no puedes controlar. Tenemos que entender que habrá veces donde no podrás llegar a la gente porque, simplemente, Instagram no quiere que se muestre, da igual lo que hagas".

Sheila no se compara con otros perfiles similares. La andaluza apuesta por un periodismo de calidad donde no siempre prima la inmediatez. "No me importa ser la segunda o la tercera persona que publica una noticia determinada. Prefiero invertir tiempo y recursos en contrastar porque mis seguidores se lo merecen. No me comparo con nadie. El valor de mi trabajo no depende de la repercusión que tenga un post", añade.

Sin embargo, Instagram puede convertirse en una amenaza bastante grave para nuestra salud mental. Uno de los protagonistas de Insiders, el reality de Netflix, Adán Lázaro, se sincera y explica la obsesión que llegó a generarle esta plataforma en su día a día. "No podía flaquear. Debía estar siempre bien", asegura el sevillano. "Abandoné las redes sociales durante un tiempo porque mi salud mental me lo pedía a gritos", confiesa. "Estaba al borde del precipicio. Casi caigo en la trampa de mostrarle a más de 20.000 personas una mentira, pero supe frenar a tiempo".

"Durante mi paso por el reality, tanto mis compañeros como yo recibimos ayuda psicológica para hacer frente a lo que venía, entre otros aspectos, para saber afrontar los comentarios de los espectadores en Instagram tras exponer nuestra vida públicamente", apunta.

Se estima que la adicción a las redes sociales afecta a un 5% de la población joven y que la dependencia es igual (casi superior) a la del tabaco o el alcohol.

"Llegó un momento en el que mi estado de ánimo dependía del éxito que tuviese una foto publicada. La tensión que te genera trabajar para algunas marcas que te pagan por aparecer en tu muro, era insoportable", concluía. 

Enfermedades relacionadas con el uso inapropiado de Instagram

Según el psiquiatra sevillano, Álvaro Moleón, el uso indebido de Instagram "conlleva adicciones graves".

"Cuando publicamos fotos o vídeos y vemos que generan éxito social, liberamos dopamina, generando placer. Esto implica que haya jóvenes y adolescentes que puedan llegar a perder hasta diez hora diariamente", explica el doctor.

"Instagram puede ser una herramienta positiva, pero debemos utilizarla con mesura y cuidado, poniendo un límite. La mayoría de móviles ya permiten tener un control del tiempo para utilizar las redes sociales y así intentar que sea una plataforma de formación donde visitemos perfiles divulgativos y no sólo cuentas que no aportan nada a nuestro desarrollo personal", apunta Moleón.

El psiquiatra Álvaro Moleón en consulta/José Ángel García El psiquiatra Álvaro Moleón en consulta/José Ángel García

El psiquiatra Álvaro Moleón en consulta/José Ángel García

Un porcentaje muy elevado de fotografías subidas a Instagram están retocadas, lo que conduce a una idealización personal y ajena sobre tu aspecto físico. Son muchos los jóvenes que siguen a influencers que muestran una vida perfecta, idílica. Esto empuja a que muchos adolescentes cuenten con este tipo de aspiraciones y terminen viviendo (virtualmente) en una mentira.

"La comparación que vemos diariamente con el recuento de 'likes', puede derivar incluso en trastornos ansiosos depresivos, sobre todo, en mentes que son más inmaduras y que están en pleno desarrollo" continúa. "Se ven casos claros de ansiedad cuando una publicación no funciona. Cada vezvemos más episodios en consulta y es algo que tenemos que racionalizar".

Entre los problemas relacionados con el uso inapropiado de la aplicación se encuentran: pensamientos suicidas, ansiedad y depresión, inseguridades, adicción, necesidad compulsiva de estar conectados por miedo a perderse algo, visión distorsionada de la realidad o malos hábitos de sueño, entre otros.

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