¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Objetivo Opus Dei
El curso escolar ha comenzado esta semana en Andalucía con unas cifras grandilocuentes que ofreció el presidente de la Junta, Juanma Moreno, cuando acudió al colegio Juan Ramón Jiménez de Sevilla para inaugurar la vuelta al cole. Además de los habituales millones de euros para bonificar matrículas, transporte o servicios complementarios, el máximo responsable del Gobierno autonómico anunció que se repartirán 91.000 nuevos dispositivos en las aulas andaluzas para avanzar en la digitalización educativa y que en 2025 se equiparán 50.000 aulas interactivas.
Me parece bien todo lo que sea para mejorar en la educación de los niños, pero no hay que olvidar los problemas mundanos y del día a día que se viven en las aulas. Estos días algunas familias han tenido que comprar listas de materiales realmente surrealistas, con lápices o rotuladores de una determinada marca, y con un desembolso al que a muchas familias le dejan temblando en la cuesta de septiembre. La mayoría de estas incluyen, en colegios públicos –es importante destacarlo– paquetes de folios y rollos de papel higiénico. Esto se ha convertido ya una costumbre desde hace unos años. Yo soy de la EGB y no recuerdo que mis padres me mandaran con un paquete de folios o de rollos de papel higiénico a clase porque la Administración no se hacía cargo.
A la falta de este material básico se une las deficiencias de algunos centros educativos, donde el hecho de que el water del cuarto de baño una clase de educación infantil puede trastocar toda la clase. Aunque en el lado bueno este año le ha tocado la lotería a un colegio de Algeciras, el centro de educación especial Virgen de la Esperanza, donde se ha puesto en marcha la piscina terapéutica 15 años después de la inauguración del colegio. El centro educativo abrió sin que la piscina estuviera operativa porque le faltaba la climatización y adaptarla a la normativa. En 2015, la Obra Social la Caixa invirtió 11.000 euros para que pudiera usarse, pero no ha sido hasta este curso cuando por fin cuenta con personal para atender a los alumnos que la necesitan. El Ayuntamiento también ha tenido que poner unos 5.000 euros para que por fin esté en marcha.
Otro problema al que se enfrentan las familias es el hecho de que el primer ciclo de Educación Infantil, de 0 a 3 años, no sea gratuito. Una pareja en la que los dos trabajen y tengan sueldos cercanos al mínimo tiene que pagar unos 200 euros al mes para matricular a su hijo o hija en una guardería concertada con la Junta. Y eso con bonificaciones, porque si se cobra un sueldo normalito la cantidad se acerca a los 300 euros. Y después nos vamos quejando de que la natalidad está por los suelos.
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