Me rindo

13 de junio 2025 - 03:06

Es fácil: si el responsable de una investigación (supongamos un juez) fuera el responsable de las filtraciones, siendo apartado de la carrera y juzgado penalmente: ya se encargaría de que no ocurrieran o de encontrar a los causantes. Es curioso cómo quienes se escandalizan de que se filtren unas cosas, asumen con normalidad alimenticia otras, y viceversa. Sánchez, dimite ya, please. Los españoles, que somos quienes tenemos reconocimiento de ciudadanía en este Estado, no los que nombra Feijoo sino los que legalmente lo somos: no merecemos esta situación. Yo tengo claro que este país funciona en la calle, lo que los políticos hacen es muy necesario, pero mientras las instituciones tiren... la cosa sigue, qué más da que presida Feijoo, mandan las empresas.

Sánchez, vete ya, que entren con toda su parafernalia neocón y antiwoke, que desplieguen su batalla cultural tan moderna y nos lleven otra vez a la posguerra... Nunca me he fiado del PSOE, ya hemos visto lo que hizo González en todos los terrenos, la incapacidad de Zapatero para ver la realidad y ahora esto, ¿de qué nos extrañamos los andaluces que ya vivimos décadas de socialismo omnímodo y sabemos cómo las gastan, usando todas las artimañas del caciquismo? El problema es que los andaluces también sabemos ya cómo trabaja Moreno Bonilla, cómo usa las instituciones y expande su política privatizadora y de desprestigio de lo Público cual apisonadora de golosina, suave y dulzona, cómo maneja sus cargos y los cambia de sitio, a pesar de las sospechas, y ejerce el control de la fiscalización de sus propias cuentas... todo esto de camino al Rocío, ole. Pero no pasa ná, la versión cutre de éste es Feijoo, para que se hagan una idea: Que nos gobierne ya, por Dios.

La desideologización trae estas consecuencias, llevamos años oyendo que la política lo ensucia todo... lo que ensucia todo es la mierda. La política es la consciencia de la situación, es saber que no existe la equidistancia y que todo en sociedad son relaciones de poder; que la derecha defienda al mercado no es sinónimo de neutralidad, y que la izquierda pretenda amortiguar las diferencias de clase es una obviedad poco gratificante para los tenedores del dinero. ¿Cuál ha sido el efecto de este discurso limpio de ideología, en apariencia?: que la parte conservadora de nuestra sociedad se percibe pura y casta, sin intereses, adalid de la verdad y la moral, o sea, la antesala de la dictadura. A ver si trincan ya y nos dejan leer tranquilos.

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