Ad Hoc

Manuel Sánchez Ledesma

onfaloscopia

14 de septiembre 2014 - 01:00

EN los vertiginosos monasterios de Meteora (aquellos que descubrimos gracias a James Bond en "Sólo para sus ojos"), algunas sectas religiosas siguen ejercitando una arcana práctica mística llamada "onfaloscopia", o sea, la contemplación del ombligo, en la que los piadosos monjes se pasan las horas y quizá hasta los días con la mirada fija en su propio ombligo mientras recitan letanías con la ilusoria esperanza de que la combinación de ambas actividades ( los rezos y el embelesado examen de esa concreta parte de su anatomía) les permitan alcanzar el conocimiento supremo y la perfección espiritual. Y, aunque aún esté por investigar la posible influencia de estos ascéticos cenobitas sobre las devotas gentes que habitan la Península Ibérica, lo cierto es que no encontraran aquellos frailes más entusiastas adeptos a su doctrina que los españoles. Nadie mejor que nosotros para elaborar la visión del mundo a partir… de nuestro ombligo, es decir, de nosotros mismos, de nuestras esencias y, cómo no, de nuestra superioridad moral e intelectual sobre los pueblos vecinos. Si ya en la Enciclopedia Álvarez de mis tiempos escolares, a los españoles se nos ungía con extraordinarias definiciones: "reserva espiritual de Occidente", "unidad de destino en lo universal"; ahora, bajo el auspicio de las autonomías lo de "volverse hacia dentro" ha convertido en imperativo legal la búsqueda y el conocimiento de lo castizo, lo auténtico, lo folclórico y, en definitiva de todo aquello que hace creer a los incautos habitantes de cada comunidad que son sujetos portadores de especialísimos talentos. A tal punto llega el delirio "nacionalista-narcisista-onfaloscópico" que adjuramos de estudiar las cosas foráneas, sólo la geografía, la historia o la lengua propias tienen interés, mientras que el conocimiento de lo que nos es ajeno -aquello que nos abre los ojos al mundo- es considerado sucia morralla contaminante de nuestra prístina identidad autonómica.

Con todo, y a diferencia de la onfaloscopia original, nuestro ombliguismo además de ruinoso es… ridículo y si no piénsese en como hace apenas dos años en nuestra comarca se promovió una "Iniciativa para la Proyección de la Imagen Positiva del Campo de Gibraltar", al objeto de mejorar la deformada visión que "de manera impune se transmite de nuestra zona asociándola indefectiblemente al triunvirato de: contaminación, narcotráfico en inmigración". Ha bastado el glamour de "El Niño" -película de acción sobre el mundillo de la droga rodada en la comarca- para que los campogibraltareños (y sus instituciones) abandonen sus buenos propósitos y se sientan tan orgullosos y satisfechos de ser retratados como el ombligo de Europa en cuanto al trasiego de estupefacientes, que llenan a diario las ¡seis salas! donde se proyecta la película.

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