La jodienda...

16 de diciembre 2025 - 03:06

No tiene enmienda. Resulta curiosísimo que quienes argumentan que la violencia de género o el consentimiento son inventos woke, de perraflautas feminazis, sólo vean el vicio personal de los del PSOE, parece que inclinadísimos a rebuscar entre enaguas y algún calzoncillo.

Afortunadamente no vivimos en un Estado inquisitorial, pensar que todas las barbaridades que vemos merecen una denuncia es un argumento artero que sólo sirve para si, a posteriori, se produce un hecho penal acusar a quien no denunció previamente... No es tan fácil, yo he visto a babosos perder sus fluidos frente a una mujer, joven, madura o vieja, ante la más mínima consideración de vulnerabilidad, lo que traducido es meter el pene. También he visto a mujeres trazar las distancias sin poner denuncias, defenderse y pasar a otra cosa.

No justifico; si una mujer o cualquier testigo considera necesaria la denuncia debe tener las garantías de que va a ser respetada y atendida, y si no: se es cómplice del agresor. El PSOE la ha cagado. Pero precisamente si esto es así es porque asumimos que la violencia contra la mujer es estructural, si el miedo que siente una mujer (a caminar por una calle sola, sin ir más lejos) es diferente del que siente un hombre, ese matiz es la violencia de género.

¿Cómo es posible que partidos que niegan esto, que cierran oficinas, presupuestos, políticas, que amenazan con echar atrás el gran salto cualitativo que ha supuesto el concepto de consentimiento (sin menoscabo de ajustes legales concretos) se atrevan a criticar los hechos abyectos tras un acoso sexual? Sibilinamente nos están deslizando una moral perversa: que estos casos son particulares, que el vicio campa entre políticos inmorales pero que las personas normales no tienen ningún problema.

La política española pasa por su momento más bajo en mucho tiempo, reflejo de la bajeza ética en que vivimos, el beneficio, el dinero y que no te trinquen es lo único que vale, y si somos nosotros quienes trincamos al otro es una oportunidad para justificarnos, no un motivo de reflexión crítica. Ni una propuesta sobre la mesa, al revés; quienes dan lecciones, proponen quitar cualquier tipo de enseñanza que permita enfocar de otra manera una educación que es criminal contra las mujeres.

Las condenas no deben basarse sólo en un catálogo penal, sino en el sufrimiento perdurable en las víctimas después de cometido un delito. Una cosa son las garantías y otra que un tipejo de éstos no deba pasar tres lustros encerrado.

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