Hoy hace 40 años

12 de junio 2025 - 03:07

Hace justo cuarenta años, el 12 de junio de 1985, España firmó los tratados de adhesión a las entonces Comunidades Europeas, hoy Unión Europea desde el tratado de Lisboa. Desde mi punto de vista, esta adhesión ha sido uno de los hitos más relevantes de la política exterior española en la historia contemporánea de nuestro país. El significado transciende del marco de la política exterior española en cuanto que la adhesión implicó una profunda transformación en otros ámbitos, especialmente el político, pero también el económico y social.

Las negociaciones de adhesión no fueron nada fácil en cuanto que España salía de una larga y cruel dictadura y necesitaba un cambio radical de su ordenamiento jurídico y de la estructura económica.

Por supuesto, la adhesión fue extraordinariamente complicada en muchos sectores y necesitó de largos períodos de transición, pero el proceso se puede considerar globalmente una historia de éxito.

Es difícil resumir en una breve columna las profundas transformaciones que sufrió España, pero lo cierto es que se liberó el lastre de un país atrasado, en blanco y negro, para pasar a ser un país dinámico, en vías de trasformación hacia una economía solvente, con una sociedad abierta y plural, y, sobre todo, con una democracia consolidada a pesar de las múltiples amenazas que se cernían sobre ella (y que en cierto modo algunas de ellas todavía perduran).

Quisiera señalar en esta columna que como requisitos previos España tuvo que dar un importante giro a su política en relación con Gibraltar. En este contexto hay que entender los esfuerzos de normalización de relaciones y la toma de importantes decisiones como la apertura de la Verja y fin del bloqueo de comunicaciones y un proceso negociador que condujo a las Declaraciones de Lisboa y Bruselas que enmarcaron la relación bilateral hispano-británica en un contexto democrático de diálogo que permitieron regularizar nuestra política exterior.

Hoy cuarenta años después España no sólo es un país plenamente integrado en el entorno europeo, sino que además está ejerciendo un papel de liderazgo en algunos asuntos, como, por ejemplo, en relación con la necesidad de reexaminar nuestras relaciones con Israel. Es cierto que la UE afronta importantes desafíos, pero sólo una profundización en su proceso de integración permitirá superarlos.

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