Gibraltar, un paso histórico

19 de junio 2025 - 03:05

Posiblemente, el adjetivo “histórico” haya sido el más repetido desde el anuncio hecho público la semana pasada en relación con un acuerdo entre las partes negociadoras sobre el estatuto europeo de Gibraltar.

Ha pasado mucho tiempo desde el anuncio del acuerdo de Nochevieja de 31 de diciembre de 2020, que definía los puntos más importantes de una nueva relación de Gibraltar con su entorno, esto es, la Unión Europea (UE). Ya he perdido la cuenta de las diferentes rondas negociadoras y gobiernos británicos que se han sucedido. La, en principio justificable, falta de transparencia sólo permitía vislumbrar los posibles puntos de desencuentros pendientes. Con el reciente anuncio del acuerdo parece haberse superado las dificultades políticas y queda por ver la capacidad de los técnicos para traspasar al lenguaje jurídico los términos del acuerdo, tarea nada fácil para poder respetar el ordenamiento jurídico europeo.

En consecuencia, habrá que esperar con cautela hasta que podamos examinar el texto escrito del futuro tratado que, por cierto, deberá ratificarse tanto en el Parlamento británico como en las instituciones europeas, Consejo y Parlamento. Es previsible que no haya ningún impedimento en el Parlamento británico, pero una vez más habrá que ser prudente en relación con las instituciones europeas.

Reconocidas las dificultades todavía pendientes, de llevarse a cabo el acuerdo anunciado el adjetivo histórico es plenamente justificado en cuanto que la desaparición de la Verja/frontera permitirá una nueva reordenación de relaciones transfronterizas en cuanto a personas y mercancías.

Además, el desarrollo de competencias soberanas, el control de fronteras, por parte de España en el interior de Gibraltar es un paso de una trascendencia difícil de calificar. Con todo, la reordenación de relaciones todavía tiene varios aspectos importantes pendientes no incluidos en el tratado, como el sector servicios, con terrenos de juego desequilibrados, y la cooperación judicial y policial, que requerirán todavía de marcos negociadores estables basados en la confianza mutua.

Con todo, lo preocupante es la falta de una política de Estado con una visión estratégica para el Campo de Gibraltar. Sin ella, el tratado puede acentuar las desigualdades a ambos lados de una Verja imaginaria.

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