
Quousque tandem
Luis Chacón
Releer a Wodehouse
La bahía de Algeciras se abre a los grandes mares del mundo por dos puntas, la de Europa y la del Carnero. Británica la primera, española la otra. Pero no siempre fue así.
Hace 320 años, la flota del almirante Rooke ocupó Gibraltar en medio de una desastrosa guerra civil que asoló España desde 1701 a 1715. Todo por iniciativa e interés de Luis XIV de Francia, abuelo del nuevo rey español de la casa de Borbón, el joven y melancólico Felipe V. Aunque la toma del Peñón se hizo en nombre de Carlos III de Habsburgo, el “otro” rey de España, Punta Europa empezaba ya a dejar de ser española. Y no porque la conquista se hiciera de manera deshonrosa, cuando los marinos ingleses tomaron como rehenes a las mujeres e hijos de los defensores de la ciudad, amenazando con liquidarlos de no entregarla, aunque Salinas se rindió y salvaron la vida. Sino porque los intereses de la naciente potencia mundial que era Inglaterra no habría de soltar tan apetecible presa, como expresa la bandera que flamea sobre el “castillo moro” (torre meriní de La Calahorra).
En fin, que, pasando Gibraltar a poder inglés, la recuperación de la plaza se convirtió en prioritaria para España, llegando a imponerle hasta tres asedios infructuosos a lo largo del siglo XVIII.
Como el asedio de 1704 resultó un fracaso, Felipe V optó por bloquear el Peñón de manera permanente, cerrando el istmo hacia 1730 con la Línea de Contravalación (origen de la ciudad moderna de La Línea de la Concepción), entre los fuertes de Santa Bárbara y San Felipe. Esta enorme y compleja obra se vio complementada por la construcción de diversas baterías de artillería de costa por la Bahía. Cada una debía cubrir un sector costero, de manera que impidiese la navegación enemiga de cabotaje y el fondeo para hacer aguadas. Como el fuerte de Punta Carnero, precioso y minúsculo, con seis cañones, algunos artilleros y fusileros y las instalaciones mínimas para funcionar de manera autónoma: una muralla aspillerada, alojamientos, polvorín, cocina y letrina. Poco más.
Arruinado como los demás por los ingleses, en la Guerra de la Independencia, ocupaba un polígono irregular de 100 m de perímetro y 470 m2, una minucia (la Plaza Alta de Algeciras tiene 2.000m2). Ahora, 25 años después de haber publicado estos fuertes en las VIII Jornadas Nacionales de Historia Militar de Sevilla, sus restos van a ser recuperados por Puertos del Estado, en otra excelente iniciativa de la APBA, que saludamos con entusiasmo.
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