Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Vive Calila
Queridos Reyes Magos de Oriente, este año me gustaría que el Campo de Gibraltar tomara conciencia de su patrimonio histórico. Podéis empezar con nuestros gobernantes, quienes tienen verdadera mano en este aspecto. Sería ideal que todos, en general, tuviéramos una mayor percepción y cuidado sobre nuestro entorno. A lo largo y ancho de nuestra comarca hay espacios que languidecen ante la inclemencia del tiempo, la inacción gubernamental y el mal uso que a veces les damos.
Hace poco hemos visto como el acueducto de Algeciras o Arcos del Cobre, del siglo XVIII, han sufrido el derribo de una de sus partes por un camión que entró por donde no debía. La Torre del Fraile, el edificio más antiguo de la ciudad, data del año 1585 y se desmorona progresivamente. Pasa algo similar con la imagen de las antiguas casas burguesas del centro y el antiguo Asilo San José. No hay carretillas suficientes para este horror.
Por seguir con arquitectura decimonónica y burguesa, los vecinos de La Línea y Gibraltar tampoco se libran de este mal. Además del tradicional descuido, en este caso se cierne una amenaza distinta: el boom inmobiliario fruto del acuerdo político anglo-español sobre el Peñón. Las bellas puertas de arco de medio punto, los patios andaluces y las ventanas menorquinas son intercambiadas con fachadas blancas con puertas metálicas oscuras y mobiliario de Ikea. Copias sin identidad, paradójicamente en estos dos lugares.
La antigua iglesia de Santiago de Tarifa, del siglo XIV y de estilo gótico mudéjar, tiene un estado paupérrimo a pesar de los llenazos estivales del municipio, propietario del edificio. Carteia, uno de los yacimientos romanos más importantes del país, no dispone de un correcto acceso y promoción. De milagro tiene personal. La casa cuartel de Torreguadiaro, del siglo XIX, se cae a pedazos esperando un proyecto para darle vida. El puente de hierro que cruza el río Guadiaro, de 1929, está jugando al límite de su estructura mientras espera inversiones. Nuestras cuevas prehistóricas asoladas por incendios y vándalos.
A este paso no va a quedar ni un mísero búnker en pie a donde puedan huir y esconderse los responsables de esta dejadez. Esperemos que sus majestades no se queden atascados en la A-7 y puedan traernos algo de esto, si no es mucho pedir.
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