NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Después de tantos años al servicio de los socialistas de la Junta, uno tenía la remota esperanza de que, con la llegada de los nuevos rectores (conservadores), Canal Sur modificase en algo su grotesca programación onfaloscópica sin alcanzar -of course- la excelencia de la BBC. No ha sido este el caso y después de seis años del nuevo gobierno puede decirse que del “pan y circo” de los anteriores gestores se ha pasado al “más pan… y más circo” de los actuales.
Solo tengo interés en dos espacios de su extensa programación: la información meteorológica (más atinada que la de las otras cadenas) y Andaluces por el mundo, un programa en que las cámaras de Canal Sur viajan por todo el planeta al encuentro de los andaluces que han tenido que emigrar para buscarse la vida.
A pesar de la enciclopédica ignorancia que, al respecto de los países que visitan, demuestran sus presentadores, resulta interesante ver como se desenvuelven esta suerte de modernos “adelantados” en culturas y costumbres ajenas y como nos muestran las peculiaridades de los sitios donde han decidido asentarse. Los hay bien formados que encuentran en las ciudades que les acogen las oportunidades que aquí se les niegan, dándose la paradoja de que al recibirles se benefician gratis de la educación que España les pagó. Otros, en cambio, con espíritu de perroflautas buscan en países subdesarrollados una forma “relajada” de ganarse la vida. Lo curioso es que los reporteros muestran más interés en evidenciar cuanto añoran Andalucía los emigrados (la cervecita, el pescaito, el jamón…) que la calidad de vida que han encontrado fuera. Subliminalmente les están diciendo a los televidentes andaluces que, aunque esa gente tiene buenos trabajos, buenos sueldos, buenas prestaciones sociales, en el fondo, son unos “desgraciaos” que no disfrutan ni de las procesiones ni de la feria ni de los espetos de sardinas. Juegan (sin saberlo) con la afirmación del poeta austriaco Rainer María Rilke: “la verdadera patria del hombre es su infancia”. Los sabores, los olores, el ruido, la luz de nuestra niñez son las percepciones que configuran nuestros recuerdos y nuestra nostalgia… con independencia de haber nacido en Andalucía o el Camerún.
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