Culpables, inocentes

Ha sido un mamarracho, sin sustento legal pero la legalidad siempre fue un estorbo para alcanzar la meta

Veo las imágenes de gente queriendo votar o armando bulto para que parezca que un pueblo en pie se subleva contra un Estado opresor. Veo a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, enviada a Cataluña por el Gobierno del Reino de España para hacer cumplir lo que han ordenado los jueces, evitar que se realice un referéndum ilegal. No ha podido ser, enfrente han jugado bien sus cartas y han contado con la complicidad de los Mossos. A los efectos da igual, ha sido un mamarracho, sin sustento legal pero la legalidad siempre fue el estorbo para alcanzar la meta, que es la construcción de una república independiente, separada de España y dentro de la UE. La locura. Una minoría activa, como ocurre en estos casos, se ha multiplicado y ha encerrado en sus casas a la inmensa mayoría que lo que quiere es vivir en paz, y en España. ¿Inocentes, culpables? Las dos cosas al mismo tiempo. Son culpables de que una mayoría parlamentaria (no popular) se haya hecho con el control del Parlament y el gobierno autonómico. Con los resultados que ayer vio el mundo -atónito e incrédulo- en la televisión. Los actores son distintos, tienen intereses opuestos, son diferentes, pero se han juramentado en el odio a España, y la sedición. Luego sea lo que sea. Porque conocen la debilidad estructural del viejo país y cuentan con aliados interiores unidos en el odio a Mariano Rajoy y al Partido Popular. ¿Viene la guerra civil de nuevo a nuestras calles? ¿Para ganarla quienes la perdieron, que nunca han aceptado que la perdieron todos los españoles? ¿Esperan que el Estado se achique y no ponga a disposición de la restitución de la legalidad todo su potencial, militar incluido? Es el trile, el juego perverso, la partida de póker siniestro de personajes siniestros que saben que no lo lograrían de otro modo. Luego llegarán las purgas, las depuraciones, los exilios. Si ganan. En todas partes es igual. Que empezaron hace mucho, cuando más de cuatro mil profesores y maestros se vieron obligados a abandonar Cataluña, por no soportar la presión nacionalista. Hemos de reconocer que el gusano de la seda cuatribarrada viene tejiendo la mortaja de España en Cataluña desde hace décadas. Han determinado que sea ahora, precisamente ahora. Con Rajoy en el gobierno y la corrupción. Y cada uno de los demás con su propio rosario que rezar, sus letanías recalcitrantes. Good bye, Spain. Culpables e inocentes todos. Porque nos portamos bien, fuimos buenos ciudadanos, pagamos todos los impuestos. Nos sacrificamos por nuestros hijos y creímos que amar a España era eso, pero no.

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