Los agentes políticos, económicos y sociales de una ciudad suelen afanarse en la búsqueda de recursos, nuevos retos de los cuales sacar provecho en beneficio de todos. Pero, en ocasiones, no hace falta buscar mucho, sólo aprender y oír el eco del pasado que nos llega al presente convertido en forma de brillantes tradiciones.

Algeciras, tan dada a veces a no valorar ese pasado, sus recursos, potenciales o tradiciones, en ocasiones nos muestra callada la luz, el camino que recorrer para alcanzar el éxito. El 5 de enero es una jornada histórica, marcada en rojo en el calendario especial por la celebración del arrastre de latas. Hablamos de una tradición que hunde sus raíces a finales del siglo XIX, en aquella ciudad con aires de pueblo mediterráneo. Es una tradición que viviendo periodos de luces y de sombras, llena hoy nuestros días de plena de viveza, decorada de un estruendo ruidoso que recorre las calles.

Hablamos de un cortejo humano formado por decenas de miles de personas, donde los niños, verdaderos protagonistas, arrastran ingeniosos diseños de hojalata y ristras de latas agitándolas plenos de ilusión y entusiasmo para llamar la atención de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente a su llegada a la ciudad.

Es cada 5 de enero cuando Algeciras se convierte en foco informativo para la mayoría de los medios de comunicación nacionales, que se hacen eco de tan singular fiesta. Y es aquí, en esta ciudad, ese 5 de enero cuando surge la oportunidad que todos tenemos y debemos de saber aprovechar.

Todos, desde el último al primero de los algecireños, somos quienes tenemos que preservar y sobre todo engrandecer esta jornada. Maneras hay muchas, como un arrastre de latas que volviese a recorrer como antaño todo el casco histórico de la ciudad discurriendo desde la Plaza Alta, para descender desfilando por el barrio de La Caridad, tan necesitado de iniciativas continuas que sean capaces de impulsarlo y dinamizarlo. Y lograr mayor realce y esmero en los detalles a la llegada de sus Majestades de Oriente al Puerto de la ciudad.

Nada puede quedar al azar, una mejora en la escenificación, de los espectáculos musicales, de la magia, en definitiva... Todo. Y a renglón seguido, sin solución de continuidad, hay que proseguir con una gran cabalgata que fomente la integración y participación de todos los sectores de la ciudad, con un recorrido amplio que cada año se inicie desde un distrito diferente de Algeciras con rumbo fijo a un mismo destino, la Plaza Alta. Un desfile cuidado, con rigor histórico, que refleje la grandeza de Algeciras y sus tradiciones singulares.

Esta oportunidad debe ser aprovechada para unir e involucrar a todos: sectores comercial y hostelero, Autoridad Portuaria, Cámara de Comercio... En definitiva, a la ciudad. Y así, el año venidero, la próxima edición del arrastre de latas luciría como nunca en una ciudad radiante, abierta, echada a la calle.

La meta es que el Consistorio eleve una propuesta de solicitud a la Junta de Andalucía encaminada a declarar el arrastre de latas y la Gran Cabalgata del 5 de enero como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, configurándolo como tercera fiesta de la ciudad, tras la Feria Real y la Romería Marítima de la Virgen de la Palma, que ostentase dicho reconocimiento.

La tradición así lo merece. Entre todos debemos convertir la jornada en una nueva y gran oportunidad, en el mejor de los escaparates posibles de la ciudad ante el mundo. El arrastre debe ser capaz de unir y vertebrar Algeciras como nunca, como motor generador de riquezas e ilusiones, capaz de impregnar de vida lugares deprimidos como el ya citado Barrio de la Caridad.

En Algeciras no hacen falta inventos, sino mirar la tradición que nos muestra tal y como somos. Y esta tradición, la del arrastre de latas nos habla alto, claro y proclama: ¡Feliz víspera de Reyes, especiales!