Aquellos 51º de 1876

16 de julio 2025 - 03:06

Otra ola de calor. Nada nuevo. Todos los que ya no cumpliremos los 70 recordamos los veranos sin nevera (si había suerte, con la de nieve y su grifo para beber el agua del hielo que se iba derritiendo), sin aire acondicionado, sin veraneo la mayoría, los muslos con picaduras de las chinches de los cines que no cerraban (como el San Fernando, que ofrecía una película cada día por muy pocas pesetas para mayor gozo de los simpáticos animalitos), las interminables sobremesas de persianas de tiras de madera verde echadas por fuera de la balaustrada del balcón, la obligatoriedad, de dependiente de comercio para arriba, de la corbata, la abuela suspirando en su mecedora con un pañuelo anudado al cuello que mojaba en el agua helada de la nevera, cual Alcaraz con morcilla de hielo.

Si esto no les basta para consolarse, lean en la web el estudio Un siglo de observaciones térmicas en Sevilla: 18971-1970 de José Jaime Capel Medina: “Es un hecho frecuente en la Depresión del Guadalquivir, rebasar con facilidad 40º C a la sombra… Sevilla ha superado la cota, incluso, de los 50º C, en varias ocasiones… En este siglo de observaciones de temperatura destacan 49,8º C, el 11 de julio de 1873; 50º C, el 4 de agosto de 1881; y 51º C, registrados en la tarde del 30 de junio de 1876, fecha que culmina las temperaturas máximas absolutas… Es de señalar que la de 1876 fue la temperatura más elevada del continente europeo. Aproximándose a los récords mundiales: 56,7º C en el Valle de la Muerte (California), el 10 de julio de 1913, y 57,8º C en Azizia (Libia), el 13 de septiembre de 1922”.

Frente a esto, los 46,6º registrados el 23 de julio de 1995, considerada la más alta desde que hay formas modernas y más exactas de registrar la temperatura, son una broma. Hay que imaginarse aquellos 51º en las casas que no fueran grandes, con patio y estancias bajas a las que mudarse en verano –es decir, en la mayoría– y con los ropajes de 1876. Sin ventiladores. Sin aire acondicionado. Sin ducha. Y sin desodorante.

Nota para negacionistas: el registro de 1876 no contradice el cambio climático. Además de desconocerse las circunstancias de aquella medición, AEMET precisa que el cambio climático provoca una mayor frecuencia de olas de calor y, por tanto, de más días con altas temperaturas.

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