Desequilibrios en el turismo

Siempre se ha dicho que si difícil es llegar, más difícil es mantenerse. No lancemos las campanas al vuelo con el turismo. Ahora toca prudencia con el crecimiento que vivimos.

Si este crecimiento turístico, que nos viene desde hace años, no lo gestionamos adecuadamente, nos puede generar, ya lo está haciendo, diversos desequilibrios que afectan tanto al entorno como a las comunidades locales. Entre otros. Pero ya que estamos, vamos a comentar algunos que vienen de camino o empezamos a tener.

Cuando digo desequilibrios en el entorno, hablo de desequilibrios ambientales como sobreexplotación de recursos naturales: agua, energía, espacios naturales, etc. Pongo un ejemplo clarito. Es muy común que el turista desee ducharse tres veces al día, pero resulta que nuestros acuíferos no cubren esa demanda de agua. Podemos añadir desequilibrios en contaminación: más tráfico, más consumo de energía, más basura, más plástico flotando en el mar. En fin, más degradación de ecosistemas con desequilibrios ambientales como consecuencia de la sobreexplotación de recursos naturales.

Podemos sumarle los desequilibrios socioculturales como la pérdida de identidad local, cuando la cultura se convierte en espectáculo diario, laturistificación de los barrios que se vacían de residentes y se llenan de apartamentos turísticos con los problemas de vivienda que se crean. Desequilibrios económicos como el alto riesgo de la fuerte dependencia del turismo. Hoy casi todo depende del turismo, nos hemos convertimos en una economía terciaria, olvidando que la primaria y secundaria son las que deben servir de arrastre de la terciaria. La inflación de precios, el viajero está pasando del ‘todo incluido’ a ‘todo medido’, los campings este verano de nuevo son los alojamientos que más crecen. Desigualdad en la distribución de beneficios: los ingresos se concentran en grandes empresas o plataformas internacionales, mientras el pequeño comercio local sobrevive como puede.

Desequilibrios en infraestructuras y servicios. Saturación de servicios públicos: hospitales, transporte, limpieza, todos al límite, especialmente en temporada alta. Con las infraestructura sobresaturadas y un enorme desgaste de las mismas. Desde hace más de 25 años.

Para terminar, no puedo de otra forma que dejar muy claro que, hoy por hoy, el turismo es nuestra actividad económica más importante. Como así lo indican las magnitudes macroeconómicas. Pero seamos conscientes que estamos corriendo el peligro al no gestionarlo con más proyección de futuro y con un entusiasmo desbordado que nos llevara a problemas como los que ya tenemos y otros en un futuro cercano, casi presente. La clave está en planificar con cabeza, integrar a la comunidad y apostar por un desarrollo sostenible. No olvidemos que el turismo surge de la comercialización de los bienes libres, como el sol, playas, parques, paisajes, aire, agua y todos son limitados, tienen su aforo y sus barreras.